jueves, 28 de agosto de 2014

David González (1964 )

Que tengas una buena noche

Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada 
noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el 
sudor de su frente.
En una mano lleva la bolsa, o bolsas, de la 
basura.
En la otra, o bajo el brazo, los dos periódicos 
del bar.
Suelo salir a despedirla al descansillo. Cada 
noche.
Cuando sale a ganarse nuestro pan con el 
sudor de su frente.
Le arreglo el pelo. Le coloco bien el cuello del 
abrigo.
La beso en los labios. Que tengas una buena 
noche, le digo.
Mientras baja por la escalera, aún le recuerdo: 
Si necesitas algo,
me llamas. No importa qué hora sea. Me llamas.
Aguardo, todavía, a que desaparezca su 
espalda
y desaparezca, también, de la pared, la sombra 
de su espalda...
A que se apague la luz
y abajo, en el zaguán, se escuche un portazo. 
Solo entonces
entro en casa
y cierro la puerta.


(fuente: "emmagunst.blogspot")

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