domingo, 23 de marzo de 2014

Xi Chuan (1963 )

Amor filial


Caminar 5 km, incluso 100 km, no cuenta como viajar a pie.
Es necesario caminar unos mil kilómetros para que el viaje
se transforme en voluntad, para tener un corazón filial.
El hijo filial tira del carrito con su madre arriba.
Le sugiero: "¿No sería más cómodo tomar el tren?"
Dice: "Sólo caminar es verdaderamente filial, y además se ahorra".
Va arrastrando el carrito a través de subidas y bajadas,
cruza la nieve de Shandong, los accidentes de tránsito de Hebei.
Lleva a su madre hacia Pekín a través de las fronteras.
Le digo: "Mejor quedarse en casa y disfrutar del retiro".
Responde: "La voluntad de mi madre es ver a Mao.
Si no puede ver a Mao al menos ver Tiananmen. Si no ve Tiananmen,
cuando se encuentre en la otra vida con un conocido ¿qué va a decirle?"
La madre: "Hijo, ¿con quién estás hablando?"
El hijo: "Estoy discutiendo con el cansancio".
El invierno ya anda por la mitad, el viento del norte
sueña con el viento del sur. Arrastrando el carro con su madre
llega hasta Tiananmen. En la plaza están tocando el himno
para un presidente africano temeroso del frío, impávido
frente al calor. La madre: "Ya lo vi todo. Ahora volvamos".
El carro invierte su dirección. El himno ya terminó.
Les sugiero que se queden unos días más en Pekín.
Él dice que su madre quiere morir en su casa.
Pekín es para que los pekineses jueguen con los extranjeros.
Él no puede tirar su dinero en Pekín. Además debe volver para sembrar.




(fuente: "otra iglesia es imposible", traducción: Miguel Ángel Petrecca.)

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