viernes, 3 de enero de 2014

Guillermo Arriaga (1926/2013 )

El coreógrafo, bailarín, compositor e investigador Guillermo Arriaga Fernández falleció hoy en esta ciudad a los 87 años, víctima de una neumonía, informó su alumno y apoderado legal Bernardo González.
Al expresar sus condolencias vía Twitter, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), destacó la obra emblemática de Arriaga, considerado como uno de los iniciadores de la danza mexicana contemporánea.
“Su coreografía Zapata fue aplaudida en escenarios nacionales e internacionales por su dramatismo y militancia”, escribió Tovar.
Según información del Conaculta, el también fundador (junto con Patricia Aulestia) del Centro Nacional de Investigación para la Danza “José Limón” realizó más de 400 coreografías, entre ellas Cuauhtémoc y La recepción del fuego olímpico en Teotihuacán, pero Zapata fue su obra más celebrada.
Su estreno mundial aconteció en el Teatro Nacional Studio de Bucarest, durante el IV Festival Mundial de las Juventudes Socialistas en Rumania. Posteriormente, en México se presentó por primera vez el 31 de octubre de 1953 en el teatro Juárez de Guanajuato y el 10 de noviembre de ese mismo año en el Palacio de Bellas Artes, en esta capital, escribió el periodista Roberto Ponce en el semanario Proceso del 10 de agosto de 2003.
Ese año la periodista Adriana Malvido, sobrina del coreógrafo, publicó el libro Zapata sin bigote. Andanzas de Guillermo Arriaga, el bailarín, en el que consigna las palabras de su tío acerca de la famosa pieza, con música de José Pablo Moncayo y escenografía y vestuario de Miguel Covarrubias. En ella sólo intervinieron el propio Arriaga como el héroe revolucionario Emiliano Zapata, o bien como el pueblo mexicano, y Rocío Sagaón como la tierra.
El artista, nacido en esta ciudad el 4 de julio de 1926, inició sus estudios de danza a los 15 años y debutó profesionalmente a los 23 en el Ballet Nacional de México. También hizo estudios con Anna Sokolow, Waldeen von Falkenstein, José Limón, Doris Humphrey, Margaret Craske, La Meri y Myra Kinch.
Entre sus acciones como promotor cultural logró incorporar la danza al Seminario de Cultura Mexicana, fue director de danza del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y estableció el Premio Nacional de Coreografía Fonapas-UAM (actualmente INBA-UAM).
También fue miembro de número de la Academia de Artes y recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1999. Al cumplir 54 años de labor en el INBA, recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes.
En su libro, Malvido recoge una anécdota que Arriaga le contó:
“En 1952 viví una experiencia definitiva en mi vida. Y es que tuve el privilegio de ser becario del Jacob’s Pillow Dance Festival. Ted Shawn, Papá Shawn, como todos le decíamos, fue mi maestro y guía durante ese memorable verano”.
Resume la periodista:
“Shawn inicia su carrera en el mundo de la danza con Hazle Wallack, su primera maestra y compañera de baile. Aunque la pareja llegó hasta el compromiso formal de matrimonio, terminaron por divergencias artísticas. Shawn se casa en 1914 con Ruth St. Denis, quien junto con Isadora Duncan revoluciona los conceptos de lo que fue hasta entonces la danza clásica tradicional en Estados Unidos”.
Sobre el festival al que asistió en 1952, el coreógrafo relató:
“Fernando Gamboa, en ese entonces subdirector del INBA, me subsidió el pasaje de ida. De regreso, ni hablar, en autobús. Pero eso no es lo importante, sino la experiencia allá. Además de sus cursos de técnica, Shawn ofrecía pláticas magistrales, y lo más profundo para mí de sus mensajes consistía en transmitirnos lo siguiente: El artista debe ser, sobre todas las cosas en la vida, un sujeto útil a la sociedad. Tener la humildad para barrer con gusto un estudio, tender una cama, atender un estacionamiento, cortar el césped, ser generoso con los demás y, con esa misma sencillez, plantarse en un foro y proyectar toda la carga emocional que guardamos por dentro”.
Y Arriaga mantuvo esa actitud a lo largo de su vida, subraya la periodista.
En la introducción de esa biografía, Malvido también resalta: “…Arriaga es no sólo uno de los protagonistas de la época de oro de la danza en México, sino un promotor cultural siempre preocupado por el rescate de la memoria.
“Autor de Zapata, pieza que para críticos como Raquel Tibol significa una ‘obra límite, que marca un antes y un después en el desarrollo de la danza mexicana’, y la que le ha valido también ser considerado ‘el Juan Rulfo de la danza’, Arriaga ha decidido contar su vida”.
Destaca que el volumen es un relato de viva voz de su protagonista, “un artista que, como el adolescente de la película Billy Elliot, dio sus primeros pasos danzantes en las azoteas para saltar rápidamente, y en la categoría de primer bailarín, a los escenarios más importantes de México y el mundo”.
Ahí están sus recuerdos, su vida íntima y pública, sus miedos, sus éxitos y fracasos. Es una historia de la danza moderna contada por uno de sus protagonistas, apunta.
El INBA lamentó el fallecimiento del coreógrafo, bisnieto del abogado constituyente, liberal y federalista Ponciano Arriaga, e informó que en las próximas semanas le hará un homenaje nacional póstumo.


(Semblanza de Judith Amador Tello en el sitio "apro")

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