martes, 12 de noviembre de 2013

Milo de Angelis, poeta

Ya no quedaba tiempo

Ya no quedaba tiempo. La habitación había entrado en una ampolla.
Ya no era posible  repartir la ausencia. Ya no tenías
el collar. Ya no te quedaba tiempo. El tiempo era una luz
marina entre las persianas, una fiesta de hermanas,
la herida, el agua al cuello, Villa Litta. Ya no había
día. La sombra de la tierra llenaba los ojos
con el miedo de los colores desaparecidos. Cada molécula
estaba a la espera. Hemos mirado el zurcido
de las manos. Ya no había luz. Una vez más
nos están llamando, juzgados por una estrella fija.


(texto tomado del sitio "Letras.s5.com", traducción de Emilio Coco.)

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