lunes, 7 de octubre de 2013

Hernán Lavín Cerda (1939 )

Cuando los hijos se despiden

(Primer movimiento)


Nunca sabremos por qué los padres tienen hijos,
si al fin los hijos desde la cuna
se van, llorando en un abrir
y cerrar de ojos se van, vienen y se van,
al fin se van desde el abismo de la cuna,
se van con asombro y júbilo, tartamudeantes,
más allá del temblor de la luz, se van de sombra en sombra.

Nunca sabremos por qué los hijos tienen hijos,
si al fin los hijos se van, con la sombra y la luz de la cuna
o sin la luz o la sombra de la cuna se van,
desde el abismo de la cuna se van, felices,
de tumba en cuna, de cuna en tumba se van
llorando, se van cantando, y seré
y no seré pero habrá todavía una lámpara, se van bailando.

Nunca sabremos por qué los hijos
de los hijos, otro vaso y me voy,
tienen todavía hijos, si al fin los hijos se van, otro vaso,
tiempo, qué lindo vaso y me voy, tiempo, se van de sombra en sombra.

¿Por qué se van? Un minuto
de alegría y de silencio. ¿Qué sucede? ¡Vayanse al diablo!

Nunca sabremos por qué los hijos de los hijos de los hijos
quieren transfigurarse, quieren volverse padres en un solo día,
si al fin los futuros padres, ohhh locooos, un minuto
de silencio y de locura, también se van, se fueron,
si al fin se van, no dejan de irse,
al fin nos vamos hacia la fosa del amanecer, de cuna
en tumba nos vamos y nos vamos para siempre.
 
 
(texto tomado del sitio "proyecto patrimonio")

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