sábado, 28 de septiembre de 2013

Charles Simic, poeta



Motel Paraíso


Habían muerto millones, inocentes todos.

Yo me quedé en mi cuarto. El presidente

hablaba de la guerra como de una poción de amor....

Los ojos se me abrían del asombro.

Mi cara en el espejo me parecía

una estampilla con dos sellos.


Vivía bien, pero la vida era horrible.

Había tantos soldados ese día,

tantos refugiados que llenaban las calles.

Naturalmente, al tocarlos con la mano

desaparecían todos.

La historia se lamía las comisuras de su boca ensangrentada.


En el canal de pago, un hombre y una mujer

intercambiaban besos voraces y se arrancaban

la ropa entre ellos mientras yo los miraba

sin volumen y con la habitación a oscuras

excepto por la pantalla donde el color

tenía demasiado rojo, demasiado rosa.

(texto tomado del blog "el placard")

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