martes, 6 de agosto de 2013

Dritero Agolli (1931 )

Cosas simples, pero útiles

 
Que sea liso o nudoso no importa: un bastón
siempre es útil y sobre todo para los ciegos,
pero sirve también a los cojos fatigados del camino
y a la gente honesta para defenderse de los vagabundos.
Un bastón, no importa cómo sea,
puede servir a cualquiera en la puerta o en el campo
si tiene necesidad de defenderse del vecino malvado y terco
o bien, pongamos, del pulgoso perro enloquecido.
Un bastón, no importa que tenga aspecto sucio o que sea hermoso,
es sencillo y de provecho para muchas más cosas.
Por ejemplo, para quitar el polvo de la chaqueta
o para llamar a la puerta cuando falla el interruptor eléctrico.
Un bastón, uno cualquiera, lo necesita el policía de carreteras,
le viene bien al juez instructor en las húmedas celdas de la prisión.
Un bastón lo tenía hasta San Pedro, el apóstol de Cristo,
y el ciego Homero bajo el ardiente sol de los países del Sur.


(texto tomado del sitio "rima interna", de Martín López Vega, traducción de él mismo, El Cultural.)

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