martes, 13 de agosto de 2013

Czeslaw Milosz (1911/2004 )

Encuentro

Atravesábamos campos helados en un vagón al amanecer.
Un ala roja se levantaba en la oscuridad.

Y de pronto una liebre cruzó el camino.
Uno de nosotros la señaló con la mano.

Eso fue hace mucho. Ninguno de ellos está vivo,
Ni la liebre ni el hombre que hizo el gesto.

Oh, mi amor, dónde están ellos, dónde se han ido
El fulgor de la mano, la estela del movimiento, el susurro de la grava.
En mi pregunta no hay tristeza, sino admiración.


(texto tomado del blog "otra iglesia es imposible", versión de Rafael Felipe Oteriño.)



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