miércoles, 12 de junio de 2013

San Javier de los Mataderos

Este poemario, presentado en la Casa del Poeta, recoge los últimos versos de Sicilia, quien dijo retirarse de la poesía tras el asesinato el 28 de marzo de 2011 de su hijo Juan Francisco y de seis jóvenes más por parte del crimen organizado en Temixco, en el estado de Morelos.


"Ya no hay más que decir, el mundo ya no es digno de la palabra", dice el verso dedicado a su hijo en marzo de 2011, cuando fue asesinado con siete personas más en el contexto de la lucha del narcotráfico que azota al país, que con la ofensiva militar lanzada por gobierno contra el crimen organizado, dejó más de 70.000 muertos entre 2006 y 2012.


Sicilia explicó que el asunto de su retirada de la poesía es complejo. "Un poeta vive de sus palabras y del lenguaje de su época. Cuando se degrada esa lengua, no se puede usar. No alcanza", sostuvo.


"Siempre se olvida que el silencio es parte de la palabra. Y hay veces que en un mundo así el silencio dice más que las palabras", añadió este escritor de más de una veintena de libros.


Este analista político y crítico del sistema, según lo calificó en la rueda de prensa Sergio Mondragón, dijo que las poesías de su nueva obra son los vestigios de una trayectoria poética de 30 años: "Lo que queda del silencio, de la muerte...".


El escritor contó que los poemas ya estaban escritos cuando se enteró de la muerte de su hijo, tras la cual escribió uno último dedicado a este y luego "ya no tenía ganas de escribir" ni de publicar


Con el fallecimiento de Juan Francisco, Javier Sicilia, admitió que cambió su visión de las cosas y que sus convicciones y los parámetros con los que había caminado hasta entonces se desmoronaron y tuvo que rehacerlos, como el hecho de "redescubrir una fe que se tambalea".


Católico y formado en las Comunidades Eclesiales de Base después de sopesar convertirse en sacerdote, Sicilia aclaró sin embargo que no llegó a dudar de su fe, ya que precisamente "cuando suceden estas cosas" esta "se vuelve un sostén".
Con estudios de Filosofía y Letras y de Ciencias Políticas y Sociales, el escritor dijo creer que su despedida de la poesía sí es definitiva, pero admitió que aún está presente en él: "Uno puede dejar de escribir poemas, pero no puede dejar de mirar, de sentir, de oír como un poeta (...). Y siempre aparecerá".
Previamente, durante la rueda de prensa, Sergio Mondragón apuntó en la misma dirección al asegurar que Sicilia "rezuma poesía en todo lo que hace" y que "no puede dejar de hablar en poesía", emocionándose luego al elogiarle y recordar el suceso de su hijo.


Eduardo Vázquez, quien dijo haber conocido a Sicilia en un taller de poesía, le señaló como su maestro. "Comprendimos que la palabra no era una nueva mercancía, una moneda de cambio", dijo, y lo describió como un poeta religioso y místico, pero también uno público que escribía "con el cuerpo" y que compartió su dolor y les incitó a la acción.


"Reconozcamos que hemos fracasado como país", comentó Vázquez sobre la situación de crimen y otros problemas en México. "Dejemos de delegar la responsabilidad", añadió.


Sicilia señaló por su parte que esos problemas son la corrupción y que "no hay Estado" ni justicia. "Vamos, que el país se está convirtiendo en una fosa común, un gran rastro matadero".


"Entre los criminales y el Estado nos tienen en la indefensión y en la injusticia", sostuvo.


El poeta mexicano dijo que el único cambio que ha visto entre los diferentes gobiernos es "en los discursos": "Estos cabrones pueden usar el discurso para legitimarse pero no encarnarlo en la realidad (...). No ha cambiado más que en una retórica vacía, por desgracia. Son la misma basura", denunció.

Entonces anunció que no volvería a escribir poesía. "Vestigios" es un recuento de poemas de diferentes momentos de la vida del autor con el que "se retira del verso y emprende el camino de la resistencia civil frente a la barbarie y la guerra", señala en su contraportada el libro.


Sicilia, de 57 años, encabezó desde la muerte de su hijo varias caravanas a lo largo del territorio mexicano y en Estados Unidos, a las que se unieron cientos de familiares y amigos de víctimas de la feroz lucha del narcotráfico que vive el país.


Ningún punto final ha pesado tanto, dijo de su lado el poeta Eduardo Vázquez, durante la presentación al hablar de la acción civil de Sicilia.


El activismo de Sicilia es "una poesía pública que no se había escrito en este país", indicó.


Sicilia "pone punto final a su obra (...) no por un dolor que le ahoga la garganta también por una convicción que nos está cuestionando a todos" y diciendo que "reconozcamos que no estamos haciendo las cosas bien", dijo Vázquez.


"Que más desprecio a la palabra que un país donde la ley no vale nada, donde la justicia no vale nada", añadió Vázquez al reconocer frustración porque "no logramos parar está violencia".


Rodeado de algunos amigos, de su editor y de un pequeño grupo de personas que asistieron a la presentación del libro, Sicilia sólo leyó algunos de sus poemas publicados.

"Una forma de mi poesía, en estos momentos es el silencio. Les pido que lo escuchen", dijo más temprano declaraciones a la prensa mexicana.


(nota en el sitio "revista ñ", a su vez refundición de agencias Afp y Efe.)

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