miércoles, 5 de junio de 2013

Humberto Dib fabulador

Eso sí que es extraño




Después de una búsqueda concienzuda en las estanterías de una librería de viejos de la Calle del Marqués de Viana, encontró un ejemplar que le pareció adecuado: un Desgracia de J. M. Coetzee en perfecto estado. Compró el libro, lo guardó en la mochila y se marchó con paso entusiasmado. Ya en la calle, buscó un bar, entró, pidió un café con tres gotas de leche y comenzó una larga serie de movimientos ceremoniosos y dilatorios hasta que, finalmente, sacó el libro de la mochila. Lo puso frente a sus ojos y, con el pulgar derecho listo para levantar la portada, le susurró “ayúdame a soñar”, entonces se arrojó dentro del volumen.

Tras este episodio iniciático, se sucedieron muchísimos más. Los investigadores están perdidos, no encuentran una explicación coherente, y lo peor es que todo lleva a pensar que tanto hombres como mujeres van a continuar desapareciendo dentro de libros.

Meses de pesquisas e indagaciones se mostraron absolutamente inútiles, ninguno de los tantos y diferentes especialistas llegó a una conclusión. La investigación va a seguir hasta las últimas consecuencias, afirma -categórico- el Gobierno, pero lo que en verdad preocupa a las autoridades es que el número de personajes en los libros involucrados en las desapariciones jamás varió. Eso sí que es extraño.

 
(texto calcado del sitio "humberto dib".)

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