lunes, 8 de abril de 2013

Yehuda Amihai (1924/2000 )


2,
Soy el profeta de lo que ya ha ocurrido. Leo el pasado en la palma
de la mano de la mujer que amo, pronostico la lluvia que ya cayó,
soy un experto en las nieves del año pasado, conjuro los espíritus
de lo que siempre ha ocurrido, preveo los días de antaño,
dibujo los planos de casas que ya se han caído,
profetizo la pequeña habitación con sus pocos muebles
-una toalla puesta a secar sobre la única silla,
el arco de la ventana, curvado como nuestros cuerpos cuando se aman.
3,
Creo, con una fe inquebrantable, en la resurrección de los muertos.
Sólo el hombre que desea regresar a un lugar amado
se deja un libro, una maleta, una fotografía, sus gafas,
a la espera, pues ha de volver: por eso los muertos dejan
las cosas que tuvieron en vida, porque volverán.
Una vez llegué, entre la niebla de un largo otoño,
a un cementerio judío abandonado -por los vivos, no por los muertos.
El guardián era un experto en flores y en las estaciones del año,
pero no en tumbas judías. Y también él dijo: noche tras noche
se entrenan para la resurrección, los muertos.
(textos tomados del sitio "rima interna", versiones del propio autor Martín López-Vega.)

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