miércoles, 2 de enero de 2013

Tasa de suicidas en México

México, D.F.- La ‘desesperanza’ a no tener una calidad de vida digna es una de las terceras causas que empujan al suicidio a los jóvenes, según un estudio de la UNAM.
Dicho problema social alcanza ya tal magnitud que el pasado 18 de diciembre el Senado aprobó un dictamen para solicitar a la Secretaría de Salud considerar al suicidio como un problema de salud pública y más: que se introduzca a la depresión en la lista de enfermedades de mortandad en México, como patología asociada al suicidio.
De acuerdo con la iniciativa, las razones que llevan a los jóvenes al suicidio han cambiado en los últimos años. Hace un tiempo, dice el dictamen, se pensaba que la gente se suicidada por depresión, después se asociaba el fenómeno con el consumo de drogas y alcohol, y a si la persona se encontraba muy asustada.
Estudios recientes, sin embargo, demuestran que las tres principales causales del suicidio juvenil son los accidentes automovilísticos, el cáncer y la “desesperanza” de tener una vida con calidad, dice Emilia Lucio, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Según datos del Instituto Nacional de Psiquiatría de 1990 a 2000 se incrementaron 150% los suicidios en niños de cinco a 14 años y 74% entre jóvenes de 15 y 24 años.
La Encuesta Nacional de Adicciones 2008 aporta otro indicador: que más de seis millones de mexicanos presentaron una conducta suicida y más de 99 mil utilizaron servicios médicos para intentarlo.
A pesar del incremento de este fenómeno, la especialista de la UNAM advierte que las autoridades sanitarias no han puesto atención adecuada.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los principales motores que empujan a los jóvenes al suicidio son: la depresión, el abuso del alcohol, el consumo de drogas, la esquizofrenia, así como trastornos ocasionados por divorcios, desempleo enfermedad física grave, soledad, duelo reciente y antecedentes familiares de suicidio consumado.
La académica de la UNAM afirma que actualmente el suicidio está ligado a la desesperanza, a perder la expectativa de una vida con calidad y es más frecuente entre los jóvenes.
Los individuos, explicó Lucio, pasan por un proceso de ideación, planeación, intento y consumación y, al no lograr su objetivo, caen en la desesperanza.
“Aunque existe riesgo en población de todas las edades, me parece que esta conducta está más presente en adolescentes”, enfatiza la también integrante de la Asociación Mexicana de Suicidiología.
Refiere que el suicidio es más frecuente entre los hombres y que éstos por lo regular se quitan la vida con pistola, arma blanca y ahorcamiento.
En cambio, añade, las mujeres piensan más en suicidarse y cuando están decididas usan métodos menos letales, como medicamentos o venenos.
La académica de la UNAM dice que existe mayor riesgo de suicidio entre las personas que no se sienten queridas que entre quienes cuentan con una red de apoyo.
En el caso de los niños, sostiene que tienen proclividad al suicidio, pero no tanto como se ha difundido porque no tienen los medios ni independencia para hacerlo. Además, subraya que en México todavía se protege a los infantes.
Lucio asegura que el suicidio se puede prevenir, sobre todo en los adolescentes proclives.
El mejor tratamiento, apunta, no es internar a quienes han tratado de suicidarse sino crear centros de atención especializada con equipos multidisciplinarios y con gente muy preparada que estudien el fenómeno en el ámbito grupal e individual.


(La poeta suicida Sylvia Plath dejó dos hijos, y ambos siguieron sus pasos; en España actualmente hay una ola de suicidios de ciudadanos amenzados de desahucio; los mismo que en Grecia y otros países en que ciudadanos han optado por prendese fuego ante la imposibilidad de concebir un futuro si no rosa por lo menos no tan negro. Nota clonada del sitio Apro.)

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