viernes, 7 de septiembre de 2012

Literatura: rudos vs técnicos

El futuro de la literatura peruana se decide en un cuadrilátero. Lunes a lunes, sentados frente a un ordenador, un jurado inclemente y un público entregado que jalea a sus favoritos, un puñado de escritores enmascarados se baten a duelo. Uno contra uno, eliminación simple. Los participantes cuentan con cinco minutos para escribir una historia en la que deben incluir tres elementos elegidos por la organización. El premio: El favor del público y un libro publicado. Los perdedores no solo quedan apeados de la carrera a la final, además perderán la máscara que los identifica en un ritual inspirado en la humillación a la que se someten los luchadores mexicanos derrotados.
El concurso se llama Lucha Libro: Campeonato de Improvisación Literaria, y su originalidad lo ha convertido en una de las mayores atracciones de la oferta cultural limeña. Desde que hace cuatro semanas comenzara su segunda temporada, unas doscientas personas se amontonan lunes sí y lunes también en el local de un conocido bar del distrito de Barranco. Un total de 32 escritores-luchadores preseleccionados por los organizadores se enfrentan entre sí a razón de ocho por jornada. El lunes pasado concluyó la primera ronda, de la que salieron los 16 escritores que lucharán en los octavos de final, y así sucesivamente, hasta alcanzar la última fecha, el día 1 de octubre, cuando tendrán lugar las semifinales y la final. Los participantes compiten, como los luchadores mexicanos, con un nombre de guerra. El ganador de la primera edición fue Francisco Hermoza, que participó con el pseudónimo Maladjusted.
La idea nació hace ya diez años, cuando el publicista Christopher Vásquez quiso publicar un libro de relatos. “Me puse a buscar editorial y descubrí que la mayoría no eran más que imprentas, uno pagaba y ellos imprimían”, explica. Así que decidió publicar el libro por su cuenta. Pero la experiencia lo llevó a pensar que seguramente había mucha más gente en su situación. Y pensó entonces en organizar un concurso para descubrir nuevos talentos, para ayudar a todos esos escritores inéditos con un libro escondido en el disco duro del ordenador. “Se me ocurrió el nombre de Lucha por tu Libro, luego fui acortándolo, y con el nombre llegó el formato también”. Pero la idea fue a parar a un cajón, hasta que hace dos años, su mujer, Angie Silva, le propuso retomarlo. Y los dos se pusieron manos a la obra. Consiguieron algunos auspicios, encargaron un lote de máscaras mexicanas de la casa del luchador Blue Demon, pero sobre todo consiguieron un público fiel, seducido por una apuesta novedosa.

La primera edición tuvo lugar en un pequeño café de la capital, pero el concurso consiguió atraer a un público ávido de espectáculo y literatura, y en la segunda temporada han dado el salto a La Noche, uno de los locales con mayor pedigrí de la vida nocturna limeña. Al intenso trabajo de promoción que Angie y Christopher realizan desde una activa pagina de Facebook, se ha sumado la exposición que el concurso obtuvo en la pasada Feria Internacional del Libro de Lima, donde presentaron el volumen Historias de perdedores, escrito por el ganador de la primera edición. También ayuda que diversos escritores, periodistas y artistas se han sumado a la iniciativa como jurados. Los jurados cambian fecha a fecha. Entre otros, han participado escritores y periodistas conocidos locales como Beto Ortiz, Enrique Planas, Daniel Titinger y Marco Sifuentes. “Intentamos que haya gente interesante y conocida, con oficio, para que los participantes sientan que su trabajo es valorado y analizado por profesionales”, explica Angie.
Como resultado, todos los lunes acuden a La Noche alrededor de doscientas personas que, entre cervezas y pisco sours, celebran o debaten las decisiones del jurado. Algunos incluso llegan a discutir el veredicto a los organizadores. “La madre de una participante vino a reclamarme delante del jurado”, cuenta Angie. “Pero por lo general todo el mundo acepta los fallos. Incluso agradecen que el jurado lea y critique con atención su trabajo”. Parte del público no se contenta con su papel de espectador. En algunas de las mesas hay quienes compiten entre sí escribiendo historias con folios traídos de casa. “Esta es la idea, que nos divirtamos y disfrutemos con la literatura todos”, me dice Christopher, que cuenta que han realizado una fechas extraordinarias en la ciudad de Iquitos e incluso hubo una breve edición española, en Tenerife. “Queremos que la gente organice Lucha Libro por todas partes, tenemos un manual de uso a disposición de los que quieran replicar el formato en su ciudad”, explica para terminar. Así que ya sabéis, la lucha recién comienza.


(Sé de varios escritores mexicanos que les interesaría integrar un club de enmascarados para organizar una especie de Club de la Pelea, aunque quizá sus achaques ya no les permitan rendir demasiado como pugilistas ni como creadores improvisados. Nota de Diego Salazar, "Lucha libro, duelo de escritores", en Lima. Tomada de El País.)

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