lunes, 10 de octubre de 2011

CUESTIONES PARA ALEJANDRA SOTA

MÉXICO, D.F.  ¿La aparición de 35 cadáveres en Veracruz no apunta hacia un nuevo e inusitado giro en la violencia en México?

¿No es posible hablar ya de un salto cualitativo en la guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón, como lo argumenta un magnífico artículo sobre el tema publicado en El País?
¿No se vuelve imperativo e intelectualmente honesto hablar de la irrupción de grupos paramilitares en nuestro país?
¿Cómo explicar los carteles sobre los cuerpos que decían “Por Z” y pancartas que llamaban al pueblo veracruzano a no dejarse extorsionar?
¿Por qué ni el gobierno federal ni la fiscalía de Veracruz han logrado esclarecer el asunto?
¿Cuál es el origen de los llamados Matazetas”?
¿Quién los financia?
¿A quién obedecen?
¿Cuáles son las circunstancias en el estado y en el país que los llevan a tomarse la justicia por su propia mano?
¿Cómo explicar, también, la fuga de 32 presos de tres penales locales en Veracruz?
¿O el que dos días antes fueran encontrados otros 14 cuerpos en circunstancias idénticas en varios puntos de la capital?
¿No constituye un desafío frontal a la autoridad del Estado que estos eventos se hayan llevado a cabo cuando existía un fuerte despliegue de seguridad, con motivo de una reunión nacional de fiscales y magistrados?
¿Qué pruebas tiene el gobernador de Veracruz para señalar primero que las víctimas eran presos prófugos y después asegurar que eran delincuentes? ¿Y qué pruebas tiene usted para desmentirlo? ¿Quién tiene razón y a cuál versión debe creer la sociedad mexicana?
¿La aparición de los Matazetas –y el ideario que proclaman– no contraviene la versión oficial de que la violencia es tan sólo el producto de grupos criminales peleándose entre sí?
¿Por qué las autoridades locales desmintieron la lista de víctimas aportada por Notiver, un diario local que ha padecido la violencia en sus propias filas?
¿Con base en qué información el Ejército desmiente el surgimiento de un grupo militar, cuando la actuación y el lenguaje mismo de los Matazetas parece indicar lo contrario?
¿No se están dando las condiciones para que México enfrente una paramilitarización similar a la que padeció Colombia en los años ochenta?
¿No es difícil pensar que se trata de un cártel rival a Los Zetas –como ha sugerido el gobierno– cuando aparece y opera de forma tan distinta?
¿Cómo explicar por qué Veracruz ha sido uno de los estados más asolados por la violencia en los últimos meses?
¿Qué estrategia tiene el gobierno federal para combatir el fenómeno de la paramilitarización en Veracruz y en otros sitios?
¿El surgimiento de los Matazetas y otros grupos de autodefensa no apunta al fracaso del Estado para mantener la seguridad?
¿Cómo explicar que Veracruz –como señala Carmen Aristegui– haya caído en una espiral de violencia y confrontación sin precedente?
¿Quién fue responsable de entregarle el estado a Los Zetas y no procedería de inmediato una investigación para averiguarlo?
¿Cuáles son las autoridades que permiten el trasiego de cocaína, el lavado de dinero, la repartición del territorio entre cárteles?
¿Cómo explicar que eso ocurra aun con la presencia magnificada de fuerzas militares y policiacas?
¿Acaso las medidas anunciadas –patrullajes urbanos en colonias y zonas con alto índice delictivo, puestos de control carreteros, puntos de revisión en accesos a ciudades y poblaciones, y unidades móviles de revisión– serán suficientes para revertir la situación? ¿No son similares a la que se tomaron en Ciudad Juárez y con poco impacto?
¿De qué servirán los sobrevuelos de reconocimiento diurnos y nocturnos; patrullajes marítimos, costeros y pluviales; fuerzas de reacción inmediata terrestre; aérea para atender emergencias; y los centros de recepción de llamadas anónimas frente a un enemigo inusitado –los Matazetas– que opera fuera de los patrones reconocidos?
Usted ha dicho que la violencia y la propaganda criminal no replegarán la acción decidida del Estado. ¿Cómo creerle si “la acción decidida del Estado” no ha logrado prevenir el aumento de la violencia ni los 45 mil muertos?
Miguel Ángel Granados Chapa ha escrito que “un grupo paramilitar es una banda de asesinos que, organizados por el Ejército, con aquiescencia o no del gobierno, y dotados de entrenamiento y equipo propios de las Fuerzas Armadas, realizan acciones al margen de la ley que el Ejército no puede asumir”. ¿Los Matazetas no reúnen esas características que usted niega?
Peor aún, ¿no podría ser una organización solapada, auspiciada, permitida y organizada por el propio gobierno?


(El cuestionamiento de la investigadora del Itam, Denise Dresser, se tomó tal cual de la revista en línea Proceso.)

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