sábado, 20 de agosto de 2011

HIPO EN EL ANO

Himno universal de los borrachos, el hipo es un problema tan frecuente como numerosos son los trucos apócrifos para eliminarlo. Las tácticas incluyen el susto catedralicio, beber agua al revés, aguantar la respiración o tragarse una cucharada de azúcar. Algunos incautos hasta han intentado dejar de beber alcohol para escapar a esta molesta contracción del diafragma.

Entre todos los remedios, uno ha sido reseñado en publicaciones científicas y sus beneficios repetidos: meter un dedo en el ano y remover. En 1990, Majed Odeh, del centro médico Bnai Zion de Haifa (Israel) publicó en el Journal of Internal Medicine un artículo titulado “Terminación de un hipo intratable con masaje digital del recto”.
Contaba el caso de un hombre de 60 años que ingresó con pancreatitis y a quien, después de ser intubado, le entró hipo. Los médicos intentaron sacar la sonda, darle una cucharada de azúcar e incluso llegaron a masajearle los globos oculares. El hombre siguió hipando. Durante dos días. Fue entonces, cuando, durante una exploración rutinaria por vía anal, se le quitó el hipo de golpe. El espasmo regresó ese mismo día pero, tras un nuevo masaje del recto con los dedos siguiendo un “movimiento lento y en circunferencia”, el hipo desapareció para siempre.
El caso, reseñado por una bloguera de EEUU, tenía antecedentes ¡hip! El mismo masaje ayudó a Francis Fesmire ¡hip! médico de urgencias de EEUU, a quitar el hipo a un paciente en 1988 ¡hip! Ambos equipos recibieron en 2006 el Premio Ig Nobel, reverso alternativo y humorístico del galardón sueco, ¡hip!, por su inestimable trabajo en pos de una cura contrastada contra el hipo. Aaaaaah.


(Sergio es un amigo que vive en Durango. A veces que nos comunicamos por línea telefónica, ya para despedirnos, me pide permiso de meterme un dedo en el ano, aunque siempre que hablamos nunca tengo hipo. En una ocasión, el hipo me despertó a las 3 de la madrugada, como era imparable, acudí al primer hospital que encontré. Me diagnosticó gastritis aguda. El médico de guardia me dijo que era necesario ingerir alimentos de manera regular y en horarios preestablecidos, que evitase los irritantes, los refrescos de cola y cosas así. ¿Y el hipo? Se le va a quitar con la inyección que le apliqué. Así regresé a casa más tranquilo. Nota de Karen Adolf tomada del diario Público.)

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