sábado, 13 de agosto de 2011

2666

"Un afortunado error. No parece una idea muy inteligente emprender un largo viaje con una publicación que ronda el kilo de peso. Sin embargo, leer 2666 mientras recorría México por primera vez amplificó el impacto de la gran literatura que esconde esta magna obra. El placer de la lectura, en ocasiones, competía con la curiosidad lógica por descubrir los paisajes y ciudades que visitaba. Recuerdo que pasé en Puerto Escondido dos días sin casi salir del hotel, tumbado en una hamaca en la azotea, hasta que conseguí acabar La parte de los crímenes, que me dejó exhausto y fascinado a partes iguales. Y con cierto remordimiento por haber perdido la posibilidad de visitar más playas o contemplar las iguanas en las rocas. Otras veces, la música de banda que salía de mi canal favorito por aquellos momentos, BandaMax, me introducía sin remisión en el ambiente de Ciudad Juárez y sentía que caminaba por sus calles con absoluta fidelidad, aunque yo tampoco llegué nunca a visitarla".


(nota de Pablo Berástegui, inserta en El Cultural, diario El Mundo.)




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