martes, 26 de julio de 2011

AMY: BORDERLINE

Dentro de unas horas, quizá mañana, la policía británica dará a conocer el resultado de la autopsia de Amy Winehouse. Nadie duda de que el resultado hará referencia a un cóctel de drogas con abundancia de sustancias estimulantes como causa de la muerte. Pero ¿y la 'otra' autopsia? ¿Qué es lo que condujo a Amy Winehouse a una situación tan dramática como la del pasado sábado?

La respuesta está en la psiquiatría. El doctor Jesús de la Gándara, jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, y autor del blog Salud Mental, atisba un diagnóstico para el caso Winehouse: "Era una chica con un trastorno de personalidad. Probablemente, una personalidad límite, lo que popularmente se llamaba 'borderline'...". O sea, unas pautas de comportamiento marcadas por la inestabilidad emocional y las relaciones interpersonales caóticas. "Y también, por las dotes creativas", recuerda De la Gándara.
"No se sabe bien qué ocurre con la personalidad límite, no se sabe si hay una causa genética... Digamos que hay una constitución predispuesta al trastorno de la personalidad límite por las deficiencias en los neurotransmisores del cerebro". Para entendernos: los circuitos neuronales que estabilizan las emociones están averiados. "Por ejemplo, la dopamina, que es el gran estimulante cerebral. Eso hace que las personas con trastorno de la personalidad límite sean muy susceptibles de engancharse a las drogas estimulantes... Con la consecuencia negativa de que un consumo prolongado y compulsivo de cocaína, como parece que es este caso, deteriora a los receptores de la dopamina, de modo que cada vez se necesita más estimulación".
Winehouse presentaba conductas clásicas del trastorno 'borderline': la tendencia a autolesionarse, las relaciones sentimentales atormentadas, los desórdenes en la alimentación, los ataques de cólera... "No tengo datos, pero es muy posible que también tuviera un trastorno bipolar", explica Gándara. Y, de hecho, Winehouse se definió alguna vez como una maniaco-depresiva.
"Se discute mucho si el trastorno de la personalidad límite es una enfermedad o no. El límite siempre es conflictivo...". ¿Cuándo una persona emocionalmente intensa, caótica 'es como es' y cuándo se convierte en un enfermo? "Yo no lo consideraría una enfermedad, pero sí un comportamiento patológico, porque hace sufrir y lleva a un deterioro del comportamiento", contesta De la Gándara. "Y se trata, claro".
"El tratamiento del 'borderline' no siempre va bien, pero, lo lógico, es que consiga mejoras en la vida de los pacientes. Lo que pasa es que hace falta un tratamiento muy profesional y mucha constancia. La mejoría llega con mucha paciencia y con un tratamiento farmacológico muy cuidado. En el caso de Amy Winehouse, parece que ella misma se impuso su medicación", concluye De la Gándara.

(nota de Luis Alemany tomada de El Mundo.)

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