martes, 19 de abril de 2011

UN PASADO QUE ES PRESENTE

Algunos de los capítulos más oscuros del sistema dictatorial priista fueron los de sus guerras sucias: los de sus perseguidos, encarcelados, exiliados, ejecutados y desaparecidos...

¿Cuántos mexicanos disidentes del priismo fueron ejecutados durante los 70 años en los que permaneció en el poder el antiguo partido de Estado?
¿Cuántos asesinatos ordenaron —o permitieron— los presidentes de la República priistas?
¿Cuántos torturados exigieron los presidentes priistas a sus jefes policiales, a sus generales, a sus almirantes? ¿Y éstos a sus soldados, marinos y efectivos?
¿Cuántos desaparecidos fueron enterrados en fosas clandestinas o lanzados desde el aire a mares u océanos en siete décadas de poder absoluto? ¿Cuántos acabaron en cañadas profundas o ríos pestilentes?
¿Cuántos muertos y desaparecidos cargan los ex presidentes de la República priistas y sus ex funcionarios? ¿Y los ex gobernadores? ¿Y los ex alcaldes? ¿Cuántos? ¿Fueron 500? ¿Fueron mil? ¿Diez mil, como en la dictaduras centroamericanas y sudamericanas? No lo sabemos. Durante el gobierno de la alternancia de Vicente Fox se perdió la oportunidad de saberlo, de crear una comisión de la verdad eficaz como la que hubo en otras naciones que sufrieron las mismas atrocidades.
Hace unos días estuvo en México el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la ONU. Empiezan a surgir indicios e incluso evidencias de que ese fenómeno está ocurriendo de nuevo, pero no por razones políticas sino de guerra. La misión de la ONU recabó documentación de alrededor de 50 casos en una semana, 25 de éstos reunidos por la CNDH. Corresponden a 2010 y 2011, a la guerra contra el narco. Entre las víctimas hay efectivos del Estado, pero también ciudadanos. Organizaciones civiles han reunido expedientes de 250 casos más. En 55 de esos casos los responsables serían fuerzas gubernamentales. Según el grupo de la ONU, otras ONG dedicadas a los derechos humanos hablan de hasta 3 mil desapariciones desde que inició la guerra. Se tiene que investigar…
Desde 2006 más de cinco mil personas han sido reportadas como “extraviadas” o “ausentes”, según datos de la CNDH. Y cerca de nueve mil personas han muerto sin que hubiesen sido identificadas. ¿Cuántas del crimen organizado? ¿Cuántas de fuerzas del Estado?
Dan ganas de matar a los criminales que secuestran. Que torturan y ejecutan. Tirarlos en fosas como hacen los criminales. Pero el Estado no debe hacer eso. ¿Nos vamos a enterar en unos años que ante su desesperación por no conducir efectivamente esta guerra las fuerzas del Estado volvieron a las brutalidades del priismo bajo manos panistas? Cuidado….


(nota de Juan Pablo Becerra-Acosta, tomada del diario Milenio.)

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