sábado, 19 de febrero de 2011

TERESA Y FLORENCIO PLA, MAQUIS

Lo llamaban 'La Pastora' porque desde la más tierna infancia se ganaba la vida apacentando ganado. Por su capacidad de sobrevivir al hambre, al frío y al asedio del cazador, la Guardia Civil, merecería otro apodo, el de 'Lobo del Maestrazgo'.

Nacido como Teresa Pla, en 1917, en Vallibona, y muerto en Valencia, en 2004, como Florencio Pla, la vida del que fuera el último maquis de Castellón, entre dos sexos, entre el horror y la leyenda, ha pasado a formar parte del patrimonio literario con el Premio Nadal de este año, 'Donde nadie te encuentre', de Alicia Giménez Bartlett, que estuvo esta semana en Valencia para hablar de su libro.
"Conocí a 'La Pastora' desde niña cundo vivía en Tortosa donde era un mito popular", contó Giménez. "Siempre tuve la intención de escribir una novela inspirada en su historia, pero los intentos de investigarla chocaron contra el silencio de la gente que la había conocido. Cuando José Calvo, un periodista local, publicó un estudio documentado de su vida pude por fin abordar este proyecto".
'Donde nadie te encuentre' se desarrolla en 1956 e intercala dos relatos. El del viaje de un médico francés, Lucien Nourissier y un periodista catalán, Carlos Infante, en busca de 'La Pastora' por las agrestes tierras de Els Ports, y un testimonio en primera persona de ésta que desnuda su alma ante el lector.
"Ese ha sido el mayor reto del libro. Imaginar cómo se sentía, hablaba y se movía un personaje tan singular", confesó Giménez. "Intenté guiarme por los datos que existen sobre ella y el sentido común, pero lo pasé fatal al tenerme que meter en la piel de un ser tan atormentado".

El Maquis

Nacida en una familia muy humilde, huérfana de padre y con una malformación genital, Teresa Pla, 'Teresot', sufrió el desprecio de los suyos que se burlaban de su anomalía física. Dotada de un físico vigoroso de hechuras masculinas se acostumbró a usar la violencia para hacerse respetar, y al mismo tiempo, mostraba una gran ternura hacia los niños y animales.
Tras la guerra ingresó en el maquis para hacer funciones de guía en un territorio que conocía como la palma de su mano. "No tenía formación cultural ni política, pero había presenciado muchas atrocidades perpetradas por la Guardia Civil contra los masoveros que ayudaban a los maquis", dijo Giménez.
"Con los guerrilleros encontró por primera vez un ambiente propicio, incluso le enseñaron a leer, algo que apreciaba mucho, y le ayudaron a asumir su identidad masculina, cambiar las faldas por los pantalones".
Tras la muerte de Francisco, un compañero con el que desertó del maquis oficial, 'La Pastora' sobrevivió en completa soledad tres años en una cueva y también sola emprendió un viaje a pie hasta Andorra. Allí fue delatada por un conocido que le debía dinero y apresada por la Guardia Civil. "Si no hubiera salido de sus montañas jamás la habrían atrapado", es la creencia popular que recoge Giménez.

Últimos años

Tras 17 años en la cárcel donde era conocido por su apellido, Pla, encontró un último refugio en Olocau gracias a un compasivo funcionario de prisiones que lo acogió en su casa. Madrugaba mucho, paseaba con sus dos queridas perras y no le gustaba ver la televisión. Sólo concedió una entrevista y murió a los 87 años sin una queja, ni molestar a nadie. Seguramente, jamás hubiera podido imaginar que hablarían de él cuando ya hubiera muerto.


(nota de Bel Carrasco extraída de El Mundo, español. Nacida con una "malformación genital", a Teresa le tocaron los años atroces de la guerrilla y la violencia de la Guardia Civil; si nadie ha oído de ella/él, acaso les sea familiar el nombre de Carmela, que un día decidió vestirse de hombre para integrar un trío de cantantes norteños que se ganaban la vida en las cantinas de Ciudad Lerdo (Durango), con quien hice amistad una temporada de once años.)

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