lunes, 20 de diciembre de 2010

DIEGO O EL DESENCANTO

Lo habían anunciado un día antes. Pero para que los 'Misteriosos desaparecedores' cumplieran su promesa, había que publicar sus argumentos. Esa era la condición. Así que la banda de secuestradores de Diego Fernández de Cevallos exhibió ante la opinión pública no sólo un ridículo nombre, sino un buen montón de folios y horas de redacción para explicar a la opinión pública los motivos que escondía el secuestro más largo e impactante de los últimos años.

A lo largo de más de diez folios, los 'Misteriosos desaparecedores' justifican "la aprehensión" de Cevallos por ser "un operador de la oligarquía neoliberal y de la ultraderecha fundamentalista, un traficante de influencias, un mercenario de los juzgados, un legislador a sueldo, un rentista de la crisis y un defensor de los grandes capos de la droga. Por ello su aprehensión fue una actividad pensada y realizada como un acto de desagravio".
Divididos en tres partes, los argumentos de la banda se centran en diferenciar entre "ellos y nosotros", "los malos y los buenos", "los ricos y los oprimidos". Los más de 33.000 caracteres del comunicado justifican como político un secuestro por el que habrían recibido 20 millones de dólares.
El texto, escrito con una precisa ortografía, en el que se cita incluso a Brecht y se incluyen citas del filósofo chino Me-Ti, justifica el uso de la violencia contra los grupos de poder económico y del que Cevallos formaría parte. "La violencia es constructiva cuando es rebeldía frente a la amenaza de muerte, cuando enfrenta a la muerte personificada por quienes nos someten a la miseria. La violencia, al tener rostro de muerte, nos es presentada como injustificable, sobre todo si atenta contra el poder establecido".
"Vemos día a día la impunidad militar, los levantotes (secuestros) policiales para entregar víctimas al 'narco' y la convivencia evidente entre presidente de la República, gobernadores, senadores, diputados, jueces, generales y jefes policiacos con los grandes capos. Incluso, es posible afirmar que la alta burocracia y los sectores reaccionarios de la clase política son quienes forman parte de las mafias más criminales en nuestro país.
Pero no sólo de trasnochado contenido político viven los 'Misteriosos desaparecedores'. A lo largo de siete meses esta banda de nueva creación ha mostrado una profesionalidad poco común entre el hampa local.
A las pocas horas de su secuestro, los 'Misteriosos desaparecedores' ya habían extraído el chip con localizador GPS, del tamaño de un grano de arroz, que Cevallos llevaba oculto bajo la piel. Poco después, la banda pidió a la policía sacar las manos del caso para negociar exclusivamente con la familia. Ésta obedeció de inmediato y el día que no lo hizo casi tiene que acudir a levantar el cadáver de Cevallos y de varios policías más.
Los secuestradores delataron, casi con nombres y apellidos, a los agentes que seguían merodeando por el rancho de Cevallos en busca de pistas. Desde ese momento, todo volvió a ser silencio entorno al secuestro. También entre los medios de comunicación.
En un gesto inédito, en comparación con secuestros anteriores donde se detalla puntualmente de cada novedad, Televisa, la principal cadena del país, anunció a sus espectadores, en cuanto se conoció el secuestro, que el canal dejaría de ofrecer cualquier información al respecto.


(¿Cuántos no se imaginaron al Jefe Diego en vías de putrefacción en el averno; cuántos no lamentamos su desaparición, no del escenario político, sino de la tele abierta; cuántos no apostamos a que la familia no soltaba un clavo por su liberación, sino porque le dieran "gas" ("cran"); cuántos no leímos con sorpresa que le pidió dinero a Elba Esther Gordillo, a Salinas de Gortari, a Carlos Slim Helú, pero no a FCH ni al Chapo Guzmán; cuántos no abrimos la boca cuando nos enteramos que le pidió prestado a Norberto Rivera Carrera y a Juan Sandoval Íñiguez, pero no, por ejemplo, a Ratzinger? En fin. Nota sustraída graciosamente del diario El Mundo.)

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