viernes, 22 de octubre de 2010

WASHINGTON CUCURTO (1973)

FAUNA ONCEANA

Gordos vendedores de maní con chocolate. Gordos vendedores de medias futboleras de equipos europeos .
Gordos vendedores, ex pasteleros, de pastelitos de membrillo.
Gordos, perversos vendedores que venden a sus hijas como si fuesen ropa.
(Bombachas, medias, remeritas, topsitos. Se pajean con ellos).
Gordos, cerdos vendedores de choripanes, morcipanes, riñopanes,
adobados con la carne de sus propias mierdas.
Gordos vendedores que dan la hora.
Gordos, calculadores vendedores que te dan el día y la hora exacta de tu muerte.
Gordos, tétricos vendedores que se cargan a la muerte, por encargo.
Gordos, velocísimos vendedores que ponen en juego tu imaginación:
te venden un juego de agua con lucecitas fluorescentes, más alarma y dos pilas
de regalo.
Gordos, tropicalísimos vendedores emparentados de inmediato con tus ganas de escuchar música.
Gordos, grasas y tránsfugas vendedores que te venden lo que tu vida no necesitaba hasta que llegaron ellos.
¿Por qué aparecerán? ¿Quién los llamó?
Gordos, hispanos vendedores de toda la hispanidad mundante: antologías de García Lorca, novelones de J. Amado, Guías de calles de la Ciudad, Biblias, mapas, posters.
Gordos, simpaticones vendedores dispuestos a venderte la mar en coche enmoñada, el moro y el oro, un fangote de moscas y hasta un amor.
Gordos, necesarios vendedores que alimentan tu imaginación y comienzas a necesitar.
Gordos, peligrosos vendedores que te apuntan a la cabeza con un arma.
Gordos vendedores que te anuncian el jeans más barato por altoparlante.
Gordos, arequipeños vendedores de pilas, linternas, lotos, cotos, alegres o tristes, como usted quiera. “Lo que usted quiera”.
Gordos, subsidiarios vendedores que hunden y salvan al mundo a cada grito.


(texto tomado de internet, poeta reconocido por el escritor César Aira)

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