jueves, 28 de octubre de 2010

WALT WHITMAN (1819- 1892 )

Hijos de Adán

3
Conocí a un hombre, un labrador humilde, que era el padre
   de cinco hijos,
Y en ellos a los padres de otro hijos, y en ellos a los padres
   de otros hijos.

Este hombre era maravillosamente fuerte, sereno, hermoso.
La forma de su cabeza, su barba y su cabello, el significado
   inconmensurable de sus ojos negros, la variedad y
   amplitud de sus modales,
Para ver estas cosas yo solía visitarlo: era también discreto,
Tenía seis pies de estatura y más de ochenta años; sus hijos
   eran corpulentos, puros, barbados, de rostros curtidos,
   hermosos,
Ellos y sus hijas le amaban, todos los que le veían le amaban,
No le amaban con indulgencia: le amaban con amor personal,
No bebía sino agua, la sangre se mostraba roja a través de
   su clara tez morena,
Era gran cazador y gran pescador, gobernaba èl mismo su
   bote, poseía uno hermoso que se lo había regalado un
   armador, poseía escopetas que se las habían regalado
   hombres que lo amaban,
Cuando salía con sus cinco hijos y sus nietos numerosos de
   caza o de pesca, lo señalaban como el más hermoso y
   robusto de la cuadrilla,
Habrías deseado estar con él mucho tiempo, habrías deseado
   sentarte junto a él en su bote, para tocaros mutuamente.


(texto reproducido de Hojas de hierba,  Organización
Editorial Novaro, Barcelona, 5a. ed. 1974, trad. F. Alexander)

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