lunes, 13 de septiembre de 2010

DIEGO EL RELEGADO

SECUESTRO Secuestrado desde el 14 de mayo 2010



Diego Fernández de Cevallos. ELMUNDO.es




I. Longhi-Bracaglia México DF


lunes 13/09/2010


Justo un día antes de que se cumplan los cuatro meses de la desparición de Diego Fernández de Cevallos, llegan noticias sobre el misterioso secuestro de este influyente político mexicano en forma de comunicado enviado a los medios locales por sus presuntos captores. Y no invita al optimismo.


Los firmantes se autodenominan los 'Misteriosos desaparecedores' y, entre otras cosas, escriben que "su familia lo abandonó" y que a "sus propios amigos no les importó su suerte". La afirmación sorprende porque lo último que se supo respecto a las negociaciones de su rescate es que iban por buen camino y estaban a punto de cerrarse después de que los secuestradores moderaran su ambición económica.


Tras llamadas y cartas intercambiadas entre la familia y sus captores, la cifra había bajado de los 50 millones de dólares reclamados inicialmente a 30 millones'. Y la situación económica más que desahogada que se le presume al conocido como 'jefe Diego' no debería haber generado problemas para el pago.


Los cierto es que este nuevo mensaje, el tercero difundido tras dos cartas personales de Cevallos a su familia, arroja dudas sobre un cercano fin de su cautiverio. Empezando porque el lenguaje de los presuntos captores impregna de ironía lo que supone casi un desmentido de las tesis manejadas hasta el momento sobre el móvil del secuestro.


"Dicen que el 'Jefe Diego' parecía virrey de la Nueva España y, en consecuencia, muchos querían verlo preso o, peor aún, muerto", advierten, sin embargo, sus supuestos secuestradores. "Dicen que para todo fin práctico fungió como vicepresidente de México y, tras aquella noche en que su pasado lo alcanzó, no faltó quien quiso que se pudriera en los infiernos ni quienes lo alabaron por la doble hazaña, según, de ser un viejo güevudo y un cabrón bien hecho".


"Gracias a la trayectoria personal y pública del jefe Diego se seguirán diciendo muchas cosas, y y quizá todas quepan como líneas de investigación, desde que su familia lo abandonó y de que a sus propios amigos no les importó su suerte", terminan los cinco párrafos del enigmático mensaje.


Llama también la atención la fotografía que acompaña las divagaciones: la imagen ya conocida y difundida en mayo por internet del 'jefe Diego' con los ojos vendados. Porque la fecha de la revista que sujeta en esta ocasión es sólo de dos días después de que se viera aquella imagen que conmocionó a la clase política mexicana. Es decir, bastante antigua como para considerarla ahora una prueba de vida.


Cevallos, quien también fue presidente del Senado, desapareció el 14 de mayo y su coche fue hallado, con restos de sangre, a la entrada de un rancho de su propiedad en el central estado de Querétaro, próximo a la capital.


Su familia pidió a las autoridades suspender las investigaciones para poder negociar con los secuestradores, por lo que la Procuraduría General de la República (PGR, fiscalía) se apartó del caso.


En julio, el mismo Cevallos escribió: "No puedo describirte el infierno que vive tu padre y no sé cuánto aguante más. Por ello te pido que hagas lo más rápido que puedas tu mayor esfuerzo. Ellos tienen todo el tiempo del mundo, no les corre ninguna prisa".



¿Qué hacemos con Diego desaparecido? a) una telenovela del bicentenario; b) una farsa de humor negro; c) de la vista gorda. No es posible que, a 120 días de su desaparición, la familia haya sopesado que les sale más barato dejarlo en manos de su destino y aguarles la "fiesta" a los "misteriosos desaparecedores", que seguramente ya habían hecho càlculos optimistas con el fruto del rescate, que entregar parte de un patrimonio que es de todos (en el núcleo familiar) y que no es fácil reponer.


Si amigos "cercanos" han navegado de "muertito" como el ex presidente CSG, Carlos Slim y Aguilar Mamín, qué puede esperarse de las familias Azcárraga y Salinas Pliego que lo "desaparecieron" del raiting de las televisoras y nadie, menos en la víspera de las fiestas patrias, se acordará del último virrey. Tanto fue el cántaro al agua, hasta que lo vimos en tepalcates. Nota reproducida del diario español El Mundo. UM



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