jueves, 19 de agosto de 2010

EL REFUGIO DE CANALLAS Y R.B.

escritura.
La única experiencia necesaria para escribir es la experiencia del fenómeno estético. Pero no me refiero a una cierta educación más o menos correcta, sino a un compromiso o, mejor dicho, a una apuesta, en donde el artista pone sobre la mesa su vida, sabiendo de antemano, además, que va a salir derrotado; y esto es importante: saber que vas a perder.

identidad.
De Roberto Bolaño se ha dicho tanto como se ha escrito: que cultiva el género negro, que es heredero del Boom, que es exitoso, que es el mejor exponente de la narrativa latinoamericana de su generación, que es polémico por su ácida crítica a los escritores chilenos, sobre todo respecto a Luis Sepúlveda y Hernán Rivera Letelier. ¿Quién es RB? No sé ni me preocupa. No sé quién soy, pero sé lo que hago y, sobre todo, sé lo que no hago ni haré jamás.

deber.
El único deber de los escritores es escribir bien y, si es posible, algo mejor que bien, intentar la excelencia. Después, como individuos, que hagan lo que quieran, a mí eso me importa poco: que sean coleccionistas de latas de cerveza, aficionados al fútbol, perritos falderos de la primera dama o heroinómanos.

lecturas.
Leo varias cosas a la vez, algunas por mi trabajo, otras sólo por placer. Entre las primeras: libros de criminología especiales para detectives de las compañías de seguros; y entre los segundos, leo a Flavio Josefo, siempre brillante, y releo la Historia de Roma, de Tito Livio, que es más que brillante.

agotamiento.
Los temas siempre son los mismos, desde la Biblia y Homero, según Borges no son más de cinco. Por el contrario, en las estructuras las variantes son infinitas. Podemos construir obras de mil maneras diferentes y aún así estaríamos sólo en el principio. Por descontado no creo que la literatura esté agotada. Eso no va a suceder jamás, al menos mientras los seres humanos puedan hablar. La literatura se alimenta de la oralidad, del habla de la tribu. Las voces entrecruzadas y superpuestas que se oyen en un autobús, por ejemplo, quizá contengan más energía que la mayor parte de los poemas que hoy se escriben en Santiago de Chile.

escritura II.
En mi caso la arrogancia no tiene nada que ver con mi trabajo; sería un redomado estúpido si así fuera. Por el contrario, el acto de escribir es un acto de humildad. Antes de mí hubo otros escritores que se sentaron en la misma mesa, que trabajaron con los mismos materiales, pluma, tinta, máquina de escribir, computadora. Escritores enormes a los que leo y releo. Imposible la arrogancia. Ahí sólo cabe sentir temor o humildad. Yo no siento temor.

el país.
¿su relación sentimental con Chile? Es razonablemente buena. Me gustan algunas cosas del país actual. Pero también me gusta un Chile más o menos fantasmal y un Chile inexistente y un Chile literario. Aunque creo que el que más me gusta es el Chile gastronómico.

inexistente.
¿Dejó el país de existir en 1973, como dijo Armando Uribe? Quizá éste tuvo razón. De alguna forma, todo país deja de existir en muchas ocasiones, cambia. La España actual no es la que yo conocí en 1978, sin ninguna duda, ni tampoco es la España de 1985. La Rusia de hoy ya no es más la de 1989, ni la de 1953. En este sentido los países son como las cebollas o las paredes que se descascaran y que luego llega alguien y las vuelve a pintar o las lija. Lo malo es cuando llega alguien y quiere echar abajo la pared. Eso también pasa. En cualquier caso, aunque la melancolía esté justificada, no sirve para nada, ni siquiera para constatar la desaparición de un país.

provincianos.
Los chilenos son tan provincianos como pueden serlo los argentinos o los españoles o los rusos. El provincianismo siempre enmascara otra cosa, el miedo o la inseguridad y, en este sentido, hay un tipo de chileno que suele ser bastante provinciano, apegado al terruño y a sus símbolos como si se tratara de Dios padre. En realidad, los países como entidades abstractas no tienen mucho atractivo. Las culturas sí. Tienen el atractivo de lo que envejece y cambia. Pero los países -aparte de ser, como decía el doctor Johnson, el último refugio de los canallas- son entidades más bien abstractas y pesadas. Y están destinados a desaparecer.

Hasta aquí parte de la charla sostenida entre el periodista Gabriel Agosin O. y el autor de Nocturno de Chile, publicada el 19.II.2002, un año antes del fallecimiento de RB.

http://www.letras.s5.com/bolano060502.htm

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