Nadie nos dice cómo
Nadie nos dice cómo
voltear la cara contra la pared
y
morirnos sencillamente
así como lo hicieron el gato
o el perro de la casa
o el elefante
que caminó en pos de su agonía
como quien va
a una impostergable ceremonia
batiendo orejas
al compás
del cadencioso resuello
de su trompa
sólo en el reino animal
hay ejemplares de tal
comportamiento
cambiar el paso
acercarse
y oler lo ya vivido
y dar la vuelta
sencillamente
dar la vuelta
(fuente: "rua das petras.blogspot")
viernes, 28 de febrero de 2014
jueves, 27 de febrero de 2014
Jude Nutter, poeta
Ars poética
Como si eso pudiera salvar mi vida. Y podría.
Por los muertos dentro de los bajos de la tierra.
Por los muertos desechados en cascadas y los chales de ceniza.
Sobre campos y grandes masas de agua. O descansando
en un estante dentro del capullo de una urna.
Por aquellos menos ceniza que pequeños fragmentos de hueso.
Por aquellos no encontrados.
Por aquellos no nacidos aún, en reposo
en el bolsillo más profundo de la imaginación con las inocuas,
desencordadas vértebras de los dioses. Esperando
los apetitos y los errores de los vivos
para darles forma. Y lo mismo para los vivos.
Por los vivos. Por nosotros. Con nuestros muertos y nuestras deidades. Por nosotros,
con nuestros labios contra las diminutas lápidas que hacemos cada vez
que juntamos nuestras manos en oración.
(fuente: "periódico de poesía", traductora: Silvia Camerotto)
Como si eso pudiera salvar mi vida. Y podría.
Por los muertos dentro de los bajos de la tierra.
Por los muertos desechados en cascadas y los chales de ceniza.
Sobre campos y grandes masas de agua. O descansando
en un estante dentro del capullo de una urna.
Por aquellos menos ceniza que pequeños fragmentos de hueso.
Por aquellos no encontrados.
Por aquellos no nacidos aún, en reposo
en el bolsillo más profundo de la imaginación con las inocuas,
desencordadas vértebras de los dioses. Esperando
los apetitos y los errores de los vivos
para darles forma. Y lo mismo para los vivos.
Por los vivos. Por nosotros. Con nuestros muertos y nuestras deidades. Por nosotros,
con nuestros labios contra las diminutas lápidas que hacemos cada vez
que juntamos nuestras manos en oración.
(fuente: "periódico de poesía", traductora: Silvia Camerotto)
miércoles, 26 de febrero de 2014
Cesare Pavese (1908/ 1950 )
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra vana,
un grito acallado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando te inclinas sola ante el espejo.
Oh querida esperanza
también nosotros aquel día
sabremos que eres la vida y eres la nada!
La muerte tiene una mirada para todos.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
será como abandonar un vicio,
como ver que emerge de nuevo
un rostro muerto en el espejo,
como escuchar un labio cerrado.
Descenderemos, mudos, al abismo.
(fuente: "palabras mal dichas", sin crédito al traductor.)
martes, 25 de febrero de 2014
Nuno Júdice (1949 )
Exégesis
Abro la puerta del poema, atravieso
el corredor del verso y llego al atrio de la estrofa.
Busco, entre rimas y ritmos, una imagen – la única
que ilumina el sentido exacto de cada palabra,
y despoja de símbolos y metáforas a lo que leo. Poco
a poco, las sílabas resbalan por la superficie de la voz,
revelando el vidrio transparente
de las emociones. Lo empujo, como si fuera
Abro la puerta del poema, atravieso
el corredor del verso y llego al atrio de la estrofa.
Busco, entre rimas y ritmos, una imagen – la única
que ilumina el sentido exacto de cada palabra,
y despoja de símbolos y metáforas a lo que leo. Poco
a poco, las sílabas resbalan por la superficie de la voz,
revelando el vidrio transparente
de las emociones. Lo empujo, como si fuera
una ventana, y el aire frío de la vida penetra
en el significado, haciéndome respirar
como cuando amanece, y todo se ve
nuevo y brillante, con la pureza luminosa
del cielo. En lo alto, donde debía estar la luna,
aparece tu rostro, y ya no necesito otras
imágenes, ahora que el poema te encontró.
en el significado, haciéndome respirar
como cuando amanece, y todo se ve
nuevo y brillante, con la pureza luminosa
del cielo. En lo alto, donde debía estar la luna,
aparece tu rostro, y ya no necesito otras
imágenes, ahora que el poema te encontró.
(fuente: "periódico de poesía", traductora: Blanca Luz Pulido)
lunes, 24 de febrero de 2014
Marguerite Yourcenar (1903/ 1987 )
Aquellos que nos esperan...
Aquellos que nos esperan, están hartos de esperarnos,
y están muertos sin saber que nosotros iremos
a cerrarles los brazos que ellos no pueden tender,
nos legan un remordimiento a cambio de un recuerdo.
Los ruegos, las flores, el más tierno de los gestos
son los presentes tardíos que no se pueden bendecir;
los vivos y los muertos no nos entendemos;
la muerte, cuando viene, nos reúne sin unirnos.
Nosotros no conocemos la dulzura de sus tumbas
nuestros gritos, lanzados muy tarde, se fatigan, se caen
penetran sin eco la eternidad sorda;
y los muertos desdeñosos, forzados a callarse,
no nos escuchan en el umbral negro del misterio,
llorar por un amor que no existió jamás.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión: Marina Kohon.)
Aquellos que nos esperan, están hartos de esperarnos,
y están muertos sin saber que nosotros iremos
a cerrarles los brazos que ellos no pueden tender,
nos legan un remordimiento a cambio de un recuerdo.
Los ruegos, las flores, el más tierno de los gestos
son los presentes tardíos que no se pueden bendecir;
los vivos y los muertos no nos entendemos;
la muerte, cuando viene, nos reúne sin unirnos.
Nosotros no conocemos la dulzura de sus tumbas
nuestros gritos, lanzados muy tarde, se fatigan, se caen
penetran sin eco la eternidad sorda;
y los muertos desdeñosos, forzados a callarse,
no nos escuchan en el umbral negro del misterio,
llorar por un amor que no existió jamás.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión: Marina Kohon.)
domingo, 23 de febrero de 2014
BIBLIAS
A las diez de la noche apago
la luz del pasillo y espero
a oscuras la caída de aerolitos.
Desde la ventana oscura
con la vista de mil fatigas
observo murciélagos pendientes
de su propia oscuridad.
Horizontal mi cuerpo tendido
sobre colchones viejos abre
la Biblia mormona al azar.
Donde dice Infierno leo verano,
donde describe desastres veo lluvias,
donde traza Apocalipsis distingo ciudades,
donde se lee Satán observo un Dandy.
A las 22 horas en punto
apago el fogón, enciendo el cirio,
corro persianas y sin anteojos
conjuro tu cuerpo, agonizante.
la luz del pasillo y espero
a oscuras la caída de aerolitos.
Desde la ventana oscura
con la vista de mil fatigas
observo murciélagos pendientes
de su propia oscuridad.
Horizontal mi cuerpo tendido
sobre colchones viejos abre
la Biblia mormona al azar.
Donde dice Infierno leo verano,
donde describe desastres veo lluvias,
donde traza Apocalipsis distingo ciudades,
donde se lee Satán observo un Dandy.
A las 22 horas en punto
apago el fogón, enciendo el cirio,
corro persianas y sin anteojos
conjuro tu cuerpo, agonizante.
sábado, 22 de febrero de 2014
Amalia Bautista (1962 )
Galatea
No sabía qué hacer aquella tarde.
Tú estabas enfadado y no querías
salir. Me fui al Parque del Oeste
y estuve paseando mucho rato
sin encontrar un alma. En el invierno
casi nadie pasea por los parques.
No pensé en nada. Me senté en un banco
y encendí un cigarrillo. De repente
un hombre joven se sentó a mi lado.
Le miré y vi que había un solo ojo
en mitad de su frente, un ojo oscuro,
tristísimo y brillante. Me miraba
como pidiendo ayuda, suplicando.
Ninguno de los dos dijimos nada.
Él miraba mis ojos y yo el suyo
En silencio empezó a llorar despacio,
se avergonzó y se fue. Yo no hice nada
por detenerle. Tú no te creíste
ni una palabra de esta historia, pero
yo me lleno de angustia y de tristeza,
aunque quiera evitarlo, si recuerdo
al cíclope del Parque del Oeste.
(fuente: blog "apología de la luz")
No sabía qué hacer aquella tarde.
Tú estabas enfadado y no querías
salir. Me fui al Parque del Oeste
y estuve paseando mucho rato
sin encontrar un alma. En el invierno
casi nadie pasea por los parques.
No pensé en nada. Me senté en un banco
y encendí un cigarrillo. De repente
un hombre joven se sentó a mi lado.
Le miré y vi que había un solo ojo
en mitad de su frente, un ojo oscuro,
tristísimo y brillante. Me miraba
como pidiendo ayuda, suplicando.
Ninguno de los dos dijimos nada.
Él miraba mis ojos y yo el suyo
En silencio empezó a llorar despacio,
se avergonzó y se fue. Yo no hice nada
por detenerle. Tú no te creíste
ni una palabra de esta historia, pero
yo me lleno de angustia y de tristeza,
aunque quiera evitarlo, si recuerdo
al cíclope del Parque del Oeste.
(fuente: blog "apología de la luz")
viernes, 21 de febrero de 2014
Max Aub (1903/ 1972 )
Testamento
Tiéndanme en la tierra
con los ojos abiertos,
que pueda ver las nubes
corriendo por el cielo.
Y que me dore el sol
y que me cubra el viento.
Dejd las alimañas
blanquear mi esqueleto.
Dejadme ver las nubes
que no alcancé despierto.
Dejadme cara al cielo
con los ojos abiertos.
Partid tranquilos:
mayores órbitas
me abrirán los brillantes cuervos.
No os preocupéis
veré más nubes y más cielo.
(fuente: rua das petras)
Tiéndanme en la tierra
con los ojos abiertos,
que pueda ver las nubes
corriendo por el cielo.
Y que me dore el sol
y que me cubra el viento.
Dejd las alimañas
blanquear mi esqueleto.
Dejadme ver las nubes
que no alcancé despierto.
Dejadme cara al cielo
con los ojos abiertos.
Partid tranquilos:
mayores órbitas
me abrirán los brillantes cuervos.
No os preocupéis
veré más nubes y más cielo.
(fuente: rua das petras)
miércoles, 19 de febrero de 2014
EL MUERTO
El domingo pasado me enteré que él había muerto, cuatro meses antes de su cumpleaños número 92. Era alto como sus hermanos y tenía los ojos claros del padre. Una de las preocupaciones de su hermana, que lo asistió en el lecho de muerte, es que muriese con las piernas encogidas como cuando alguien se sienta en cuclillas, o con la boca o los ojos abiertos, como algunas figuras en lienzos religiosos. Y que ella batallase para extenderlo y así cupiera en la caja de madera, ante de cerrarla y velarlo. Pero no, el muerto fue dócil: encontró el descanso con los párpados y labios sellados. Así pudieron vestirlo con ropa nueva que tenían para la ocasión, antes de acordar con el resto de la familia el sitio donde sería velado.
Aunque sólo conoció el mar en documentales, con el último aliento exhaló una gaviota, un hipocampo y una sirena que tuvo varada un tiempo en el plexo solar. Un día antes los duraznos, granados, higueras y otros frutales ya exhibían los primeros brotes de este año; durante la agonía el pigmento de las pupilas acentuó el color de hojas de los cítricos, ciertos destellos del mar desconocido que crecía en las vías respiratorias hasta saturarlos de sal. El rumor marino, al golpear las costas, le impidió el paso de oxígeno, hasta que la tráquea fue vencida por un par de garfios. Apenas iniciaba febrero.
Antes de su fallecimiento se iba una y otra vez en el tobogán, desde donde lo empujaba Alzheimer, a un pasado en apariencia en el olvido. Entraba con pie derecho a los hornos en que se cocían el trigo y el centeno, revisaba las charolas, las acomodaba en la pala de madera y las colocaba amorosamente al fuego, a las brasas antes de rayar el día. Si alguna tanda se demoraba en esa boca alimentada previamente con leña de pino, mezquite o pencas de nopal, le contrariaba porque el retraso se traducía en más bocas hambrientas, en ayuno obligado, en el canto inquieto de gallos. Pero esa evocación accidentada era el preámbulo del fin.
Mis cálculos fallaron, como forastero que he sido desde chico: alguien dijo que fue un "hombre justo" porque agonizó y murió en cama. Cuando pregunté si descansaba en el camposanto al lado de sus padres y su hermano, me informaron que no, que el panteón viejo está saturado de restos olvidados, de gusanos que o ya murieron de inanición o ellos también se fueron a su "otro mundo". Que reposa en el cementerio nuevo -en realidad una ampliación del otro-, que no hubo modo de acomodarlo cerca de los ancestros. Pero que se procurarán en el más allá. Como soy escéptico por naturaleza hice oídos sordos a la afirmación sobre el ser "justo" que fue y sobre el reencuentro con sus padres. Pero para saber.
(fuente: muro de Uriel Martínez)
Aunque sólo conoció el mar en documentales, con el último aliento exhaló una gaviota, un hipocampo y una sirena que tuvo varada un tiempo en el plexo solar. Un día antes los duraznos, granados, higueras y otros frutales ya exhibían los primeros brotes de este año; durante la agonía el pigmento de las pupilas acentuó el color de hojas de los cítricos, ciertos destellos del mar desconocido que crecía en las vías respiratorias hasta saturarlos de sal. El rumor marino, al golpear las costas, le impidió el paso de oxígeno, hasta que la tráquea fue vencida por un par de garfios. Apenas iniciaba febrero.
Antes de su fallecimiento se iba una y otra vez en el tobogán, desde donde lo empujaba Alzheimer, a un pasado en apariencia en el olvido. Entraba con pie derecho a los hornos en que se cocían el trigo y el centeno, revisaba las charolas, las acomodaba en la pala de madera y las colocaba amorosamente al fuego, a las brasas antes de rayar el día. Si alguna tanda se demoraba en esa boca alimentada previamente con leña de pino, mezquite o pencas de nopal, le contrariaba porque el retraso se traducía en más bocas hambrientas, en ayuno obligado, en el canto inquieto de gallos. Pero esa evocación accidentada era el preámbulo del fin.
Mis cálculos fallaron, como forastero que he sido desde chico: alguien dijo que fue un "hombre justo" porque agonizó y murió en cama. Cuando pregunté si descansaba en el camposanto al lado de sus padres y su hermano, me informaron que no, que el panteón viejo está saturado de restos olvidados, de gusanos que o ya murieron de inanición o ellos también se fueron a su "otro mundo". Que reposa en el cementerio nuevo -en realidad una ampliación del otro-, que no hubo modo de acomodarlo cerca de los ancestros. Pero que se procurarán en el más allá. Como soy escéptico por naturaleza hice oídos sordos a la afirmación sobre el ser "justo" que fue y sobre el reencuentro con sus padres. Pero para saber.
(fuente: muro de Uriel Martínez)
Javier Sicilia (1956 )
Despedida
(A la manera de Cavafis)
I
Recuerda, cuerpo, cuánto te quisieron:
no sólo las alcobas donde amaste
y los desnudos cuerpos que gozaste,
sino también los ojos que te vieron,
los labios que por ti de ardor temblaron
y por los cuales en deseo ardiste.
Recuerda, cuerpo, que alto y bello fuiste
como un dios, que otros cuerpos desvelaron
sus noches recordándote, y amor
rozó sus ojos como si el rumor
de tus besos tocara sus caricias.
Esta noche en que a solas te desnudas
y los años pasaron y las dudas,
recuerda como entonces sus delicias.
(...)
(fuente: "rua das petras.blogspot")
(A la manera de Cavafis)
I
Recuerda, cuerpo, cuánto te quisieron:
no sólo las alcobas donde amaste
y los desnudos cuerpos que gozaste,
sino también los ojos que te vieron,
los labios que por ti de ardor temblaron
y por los cuales en deseo ardiste.
Recuerda, cuerpo, que alto y bello fuiste
como un dios, que otros cuerpos desvelaron
sus noches recordándote, y amor
rozó sus ojos como si el rumor
de tus besos tocara sus caricias.
Esta noche en que a solas te desnudas
y los años pasaron y las dudas,
recuerda como entonces sus delicias.
(...)
(fuente: "rua das petras.blogspot")
martes, 18 de febrero de 2014
Gina Alessandra Saraceni (1966 )
De las batallas...
De las batallas del amor se regresa
con el vientre abierto,
sin paredes,
dando tumbos
por el arduo combate
de la noche.
Se regresa sin armas
con el pulso latiendo
debajo de los párpados
y con los pies arrastrando
la demora del cuerpo
antes del adiós.
Cuerpo a cuerpo es la batalla.
Sólo así se hace una guerra.
Solo así se conoce
cómo tocan las manos
cuando pierden los dedos.
Solo así vale la pena morir:
mirando de frente cómo
se disuelve el rostro
cuando pierde
el control y el alfabeto
cómo se tuerce en un puñado
de ruidos que se hunden
adentro de los ojos
donde solo hay lugar
para perderse.
Lo llaman amor
este combate de brazos y lenguas,
esta cercanía sin intervalos
donde la orilla y la ola
se desangran por el tormento
de volverse a separar;
este tiempo de guerra
que echó raíces
en las venas de junio,
en el estertor de una arteria,
en el corazón herido de muerte.
De las batallas del amor
se regresa con un ejército
de fantasmas en el costado,
con las heridas hundidas
en los dedos
poseídos por esa guerra
que sigue ardiendo
en la línea de combate.
(fuente: "rua das petras" y "emma gunst")
De las batallas del amor se regresa
con el vientre abierto,
sin paredes,
dando tumbos
por el arduo combate
de la noche.
Se regresa sin armas
con el pulso latiendo
debajo de los párpados
y con los pies arrastrando
la demora del cuerpo
antes del adiós.
Cuerpo a cuerpo es la batalla.
Sólo así se hace una guerra.
Solo así se conoce
cómo tocan las manos
cuando pierden los dedos.
Solo así vale la pena morir:
mirando de frente cómo
se disuelve el rostro
cuando pierde
el control y el alfabeto
cómo se tuerce en un puñado
de ruidos que se hunden
adentro de los ojos
donde solo hay lugar
para perderse.
Lo llaman amor
este combate de brazos y lenguas,
esta cercanía sin intervalos
donde la orilla y la ola
se desangran por el tormento
de volverse a separar;
este tiempo de guerra
que echó raíces
en las venas de junio,
en el estertor de una arteria,
en el corazón herido de muerte.
De las batallas del amor
se regresa con un ejército
de fantasmas en el costado,
con las heridas hundidas
en los dedos
poseídos por esa guerra
que sigue ardiendo
en la línea de combate.
(fuente: "rua das petras" y "emma gunst")
lunes, 17 de febrero de 2014
Josefa Parra (1965 )
Habitación de hotel
Si hubiera una promesa
entre tú y yo, una cita
prorrogada, una luz allá a lo lejos
con que poder guiarme;
si quedase esperanza
- aunque fuese una triste
diminuta esperanza;
si alguna vez tus labios
hubiesen pronunciado
la palabra mortal que yo anhelaba,
o algo que me sonara parecido,
pienso que aún hallaría
razón para aguardarte.
¿Y quién sabe si el trueque de la carne
no fue, de alguna forma, una promesa?
(fuente: "rua das petras")
Si hubiera una promesa
entre tú y yo, una cita
prorrogada, una luz allá a lo lejos
con que poder guiarme;
si quedase esperanza
- aunque fuese una triste
diminuta esperanza;
si alguna vez tus labios
hubiesen pronunciado
la palabra mortal que yo anhelaba,
o algo que me sonara parecido,
pienso que aún hallaría
razón para aguardarte.
¿Y quién sabe si el trueque de la carne
no fue, de alguna forma, una promesa?
(fuente: "rua das petras")
domingo, 16 de febrero de 2014
Isla Correyero (1957 )
Noche del 10 al 11 de octubre de 1993
Dos guardias de seguridad hacen su ronda minucio-
sa por los pasillos blancos de la clínica.
Van pasando de un control a otro,
de una enfermera a otra,
experimentando unos instantes de poder y de
heroísmo.
Su sueldo no incluye la pasión
por el contacto plateado con los moribundos.
Sus uniformes nunca estarán manchados.
Van pasando de una niebla a otra,
Cerrando las farmacias,
oliendo la noche y los alientos,
cazadores de carne,
antinaturales inquilinos de este espacio fantasma.
Ellos aún no conocen la descarnada figura de la muerte
cuando viene de espaldas, dura,
por el pasillo.
Caerán cierto día en la cama de alguna habitación,
transformado el uniforme en pañal de celulosa
y moverán las varillas de la cama pidiendo
sangre y agua,
su viejo revólver del pasado,
el poder y el vigor
que esta noche detentan.
(fuente: blog "palabras mal dichas")
Dos guardias de seguridad hacen su ronda minucio-
sa por los pasillos blancos de la clínica.
Van pasando de un control a otro,
de una enfermera a otra,
experimentando unos instantes de poder y de
heroísmo.
Su sueldo no incluye la pasión
por el contacto plateado con los moribundos.
Sus uniformes nunca estarán manchados.
Van pasando de una niebla a otra,
Cerrando las farmacias,
oliendo la noche y los alientos,
cazadores de carne,
antinaturales inquilinos de este espacio fantasma.
Ellos aún no conocen la descarnada figura de la muerte
cuando viene de espaldas, dura,
por el pasillo.
Caerán cierto día en la cama de alguna habitación,
transformado el uniforme en pañal de celulosa
y moverán las varillas de la cama pidiendo
sangre y agua,
su viejo revólver del pasado,
el poder y el vigor
que esta noche detentan.
(fuente: blog "palabras mal dichas")
sábado, 15 de febrero de 2014
Federico Campbell (1941/ 2014 )
Después de más de dos semanas internado en el área de terapia intensiva del Hospital Mocel, el narrador Federico Campbell falleció este sábado 15 de febrero a la edad de 72 años.
Su esposa Carmen Gaitán, directora del Museo Nacional de San Carlos, dijo vía telefónica que el escritor “murió a causa de un derrame cerebral masivo”, y que se encontraba realizando los trámites respectivos para sepultarlo en el Panteón Francés de San Joaquín.
Federico Campbell fue internado el viernes 31 de enero en ese hospital privado con un cuadro de neumonía.
Después de realizarle estudios que fueron enviados a Atlanta, Georgia, Estados Unidos, se confirmó que tenía influenza AH1N1, misma que le erradicaron; sin embargo, el virus le causó una complicación renal por la que le hicieron varias diálisis, además de haber tenido una afección cardiaca.
Apenas ayer, Gaitán informó a Apro que al escritor se le realizó, por recomendaciones médicas, una traqueotomía para evitarle infecciones pues había esperanzas en su recuperación, según los doctores de la institución.
Los primeros síntomas que Campbell sufrió por la influencia aparecieron a finales del mes pasado en Tijuana, Baja California, donde ofreció una conferencia magistral sobre el escritor jalisciense Juan Rulfo, además de recibir el nombramiento de Presidente Honorario de la Feria del Libro.
Ahí comenzó a sentirse mal de salud con síntomas similares a una fuerte gripe, mismos que se agravaron a su retorno a la Ciudad de México.
Periodista, editor, ensayista, traductor y narrador, Campbell fue autor de obras como Pretexta o el cronista enmascarado (1979), Los brothers (1984), Tijuanenses (1997) y Transpeninsular (2000), por la que obtuvo el Premio de Narrativa Colima.
Además de colaborador de diarios y diversas publicaciones nacionales, fue fundador de Proceso.
Entre sus ensayos destacan La memoria de Sciascia (1989), La invención del poder (1994), Máscara negra. Crimen y poder (1995), Post scriptum triste (1994) y Periodismo escrito (2002). En 2011 obtuvo el Premio Letras de Sinaloa.
(fuente: "Proceso". )
Su esposa Carmen Gaitán, directora del Museo Nacional de San Carlos, dijo vía telefónica que el escritor “murió a causa de un derrame cerebral masivo”, y que se encontraba realizando los trámites respectivos para sepultarlo en el Panteón Francés de San Joaquín.
Federico Campbell fue internado el viernes 31 de enero en ese hospital privado con un cuadro de neumonía.
Después de realizarle estudios que fueron enviados a Atlanta, Georgia, Estados Unidos, se confirmó que tenía influenza AH1N1, misma que le erradicaron; sin embargo, el virus le causó una complicación renal por la que le hicieron varias diálisis, además de haber tenido una afección cardiaca.
Apenas ayer, Gaitán informó a Apro que al escritor se le realizó, por recomendaciones médicas, una traqueotomía para evitarle infecciones pues había esperanzas en su recuperación, según los doctores de la institución.
Los primeros síntomas que Campbell sufrió por la influencia aparecieron a finales del mes pasado en Tijuana, Baja California, donde ofreció una conferencia magistral sobre el escritor jalisciense Juan Rulfo, además de recibir el nombramiento de Presidente Honorario de la Feria del Libro.
Ahí comenzó a sentirse mal de salud con síntomas similares a una fuerte gripe, mismos que se agravaron a su retorno a la Ciudad de México.
Periodista, editor, ensayista, traductor y narrador, Campbell fue autor de obras como Pretexta o el cronista enmascarado (1979), Los brothers (1984), Tijuanenses (1997) y Transpeninsular (2000), por la que obtuvo el Premio de Narrativa Colima.
Además de colaborador de diarios y diversas publicaciones nacionales, fue fundador de Proceso.
Entre sus ensayos destacan La memoria de Sciascia (1989), La invención del poder (1994), Máscara negra. Crimen y poder (1995), Post scriptum triste (1994) y Periodismo escrito (2002). En 2011 obtuvo el Premio Letras de Sinaloa.
(fuente: "Proceso". )
Eliseo Diego (1920/ 1994 )
Imaginemos un tiempo
Imaginemos un tiempo en que me haya alejado tanto
que los hijos de mis hijos y sus hijos
y los hijos de éstos a su vez
no vean en mí sino un extraño,
peor aún, en que no sea
ni siquiera un nombre, sino alguien
como ese vecino que vive a dos adustas puertas
y a quien jamás encontraremos en ninguna parte,
a no ser como el incierto esbozo de una espalda. Sí,
alguien tan lejano, tan inerme
como ese pobre curioso que se asomó a la verja
la tarde —o quizás la noche— en que las esclavas
iniciaron las lamentaciones por la muerte del pobre Séneca
mientras aullaba el perro de la cuadra.
No sabemos cómo será el sol entonces
pero sin duda
que ha de lucirles tan natural, tan sol como el de ahora,
y que aun será más cálido
puesto que al fin de cuentas el nuestro se habrá ocultado
definitivamente entre las húmedas páginas
de algún vago texto de historia. Y entonces
ese desconocido mío que imagino
tan lejos se llevará mi mano a su frente
tal como lo hago yo ahora, consolándole
no sabemos a quién qué oscuro pensamiento.
(fuente: "rua das petras")
Imaginemos un tiempo en que me haya alejado tanto
que los hijos de mis hijos y sus hijos
y los hijos de éstos a su vez
no vean en mí sino un extraño,
peor aún, en que no sea
ni siquiera un nombre, sino alguien
como ese vecino que vive a dos adustas puertas
y a quien jamás encontraremos en ninguna parte,
a no ser como el incierto esbozo de una espalda. Sí,
alguien tan lejano, tan inerme
como ese pobre curioso que se asomó a la verja
la tarde —o quizás la noche— en que las esclavas
iniciaron las lamentaciones por la muerte del pobre Séneca
mientras aullaba el perro de la cuadra.
No sabemos cómo será el sol entonces
pero sin duda
que ha de lucirles tan natural, tan sol como el de ahora,
y que aun será más cálido
puesto que al fin de cuentas el nuestro se habrá ocultado
definitivamente entre las húmedas páginas
de algún vago texto de historia. Y entonces
ese desconocido mío que imagino
tan lejos se llevará mi mano a su frente
tal como lo hago yo ahora, consolándole
no sabemos a quién qué oscuro pensamiento.
(fuente: "rua das petras")
viernes, 14 de febrero de 2014
Denise Levertov (1923/ 1997 )
Hablándole al dolor
Ah, dolor, no debiera darte el trato
de un perro vagabundo
que llega hasta la puerta trasera por si logra
un trozo de pan duro, un hueso mondo.
Debería confiar en ti.
Debería halagarte y conseguir
que pasaras adentro y ofrecerte
un rincón propio,
con una vieja alfombra para echarte
y tu propia escudilla.
Te piensas que no sé que llevas tiempo
instalado en mi porche.
Quieres que quede listo tu sitio genuino
antes de que sea invierno. Necesitas
tu nombre, tu collar, la chapa
de identificación. Y necesitas
el derecho a espantar a los intrusos,
a quedarte en mi casa y
sentirla como propia,
a mí como algo tuyo
y a ti
como mi propio perro.
(fuente: "la mirada del lobo", trad. de Cristina Gámez Fernández y Bern Dietz.)
Ah, dolor, no debiera darte el trato
de un perro vagabundo
que llega hasta la puerta trasera por si logra
un trozo de pan duro, un hueso mondo.
Debería confiar en ti.
Debería halagarte y conseguir
que pasaras adentro y ofrecerte
un rincón propio,
con una vieja alfombra para echarte
y tu propia escudilla.
Te piensas que no sé que llevas tiempo
instalado en mi porche.
Quieres que quede listo tu sitio genuino
antes de que sea invierno. Necesitas
tu nombre, tu collar, la chapa
de identificación. Y necesitas
el derecho a espantar a los intrusos,
a quedarte en mi casa y
sentirla como propia,
a mí como algo tuyo
y a ti
como mi propio perro.
(fuente: "la mirada del lobo", trad. de Cristina Gámez Fernández y Bern Dietz.)
jueves, 13 de febrero de 2014
James Wright (1927 )
Bendición
Justo en la salida de la autopista a Rochester, Minnesota,
Justo en la salida de la autopista a Rochester, Minnesota,
brinca suavemente la luz del crepúsculo en la hierba.
Y los ojos de esos dos ponis indios
se oscurecen con afabilidad.
Han salido gustosos de entre los sauces
para recibirnos a mi amigo y a mí.
Saltamos la alambrada hasta el prado
en el que han pastado todo el día, solos.
Se tensan, apenas refrenan su alegría
por nuestra llegada.
Se inclinan vergonzosos como cisnes húmedos. Se quieren.
No hay soledad como la suya.
De nuevo a sus anchas,
comienzan a ronzar los brotes primaverales en lo oscuro.
Quisiera abrazar a la más fina,
que ha venido a mi encuentro
y me ha acariciado la mano con su hocico.
Es negra y blanca,
le caen las crines sueltas por la frente,
y la leve brisa me invita a acariciar su larga oreja,
delicada como la piel en la muñeca de una muchacha.
De pronto me doy cuenta
de que si yo saliera de mi cuerpo
florecería.
(fuente: "el poeta ocasional", traductora: Natalia Carbajosa.)
miércoles, 12 de febrero de 2014
Félix Grande (1937/ 2014)
Ética inútil
Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.
Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.
No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.
Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño... su dueño... su dueño...
(fuente: "estación quilmes")
martes, 11 de febrero de 2014
Enriqueta Ochoa (1928/ 2008 )
Asaltos a la memoria
II
Al amanecer, Alberto arrea las mulas con el bastimento
rumbo a las labores.
Una niña atisba por entre los leños de la cerca
mientras en su corazón
se amotina un mar de diez años que quiere ser mujer,
que se echa sobre la tierra y se identifica con ella.
Este polvo que escurre entre sus dedos
es su cuerpo,
es el olor de vida que exhalará
cuando llegue el mediodía.
Hoy, paloma desmañanada, vuelve a su cama,
se acurruca bajo las cobijas tibias,
se le desarrugan los sueños,
se alisa el viento
y duerme.
(en Asaltos a la memoria, edición Universidad Autónoma del Estado de México [UAEM], Toluca, 2004.)
II
Al amanecer, Alberto arrea las mulas con el bastimento
rumbo a las labores.
Una niña atisba por entre los leños de la cerca
mientras en su corazón
se amotina un mar de diez años que quiere ser mujer,
que se echa sobre la tierra y se identifica con ella.
Este polvo que escurre entre sus dedos
es su cuerpo,
es el olor de vida que exhalará
cuando llegue el mediodía.
Hoy, paloma desmañanada, vuelve a su cama,
se acurruca bajo las cobijas tibias,
se le desarrugan los sueños,
se alisa el viento
y duerme.
(en Asaltos a la memoria, edición Universidad Autónoma del Estado de México [UAEM], Toluca, 2004.)
lunes, 10 de febrero de 2014
Jaroslav Seifert (1901/ 1986 )
Autobiografía
Cuando alguna vez hablaba de sí misma,
mi madre decía:
Mi vida fue triste y silenciosa,
y solía ir de puntillas.
Pero cuando me enfurecía
y daba alguna patada,
y tintineaban levemente en el anaquel
las tazas de mamá,
yo me reía.
En el momento en que nací
dicen que entró por la ventana una mariposa
y se posó sobre la colcha de la cama de mi madre,
pero en aquel mismo momento aulló el perro en el patio.
Mi madre vio en ello
una señal nefasta.
Mi vida no ha sido verdaderamente tranquila
como la suya.
Pero si en los días presentes
la miro con nostalgia
como si se tratara de marcos vacíos
en un muro polvoriento,
fue maravillosa.
No puedo olvidar
muchos momentos
que fueron como flores luminosas
de todos los colores y matices
y los atardeceres llenos de perfume
que parecían racimos de uva negra
ocultos entre las hojas de la oscuridad.
Apasionadamente he leído poemas
y he amado la música
y me he perdido, siempre en el asombro,
de belleza en belleza.
Mas apenas vi por primera vez
la imagen de una mujer desnuda,
empecé a creer en los milagros.
La vida pasó deprisa.
Fue demasiado corta
para mis deseos
que no tenían fin.
Antes de que pudiera darme cuenta
se acercó el final de la vida.
La muerte abrirá pronto mi puerta de una patada
y entrará.
Del susto y el horror contendré entonces
el aliento
y se me olvidará respirar.
¡Ojalá no me niegue
poder aún besar las manos
de aquella que pacientemente acompañó mis pasos
y andudvo, anduvo, anduvo,
y amó más que nadie!
(fuente: blog "la mirada del lobo", trad. Clara Janés)
Cuando alguna vez hablaba de sí misma,
mi madre decía:
Mi vida fue triste y silenciosa,
y solía ir de puntillas.
Pero cuando me enfurecía
y daba alguna patada,
y tintineaban levemente en el anaquel
las tazas de mamá,
yo me reía.
En el momento en que nací
dicen que entró por la ventana una mariposa
y se posó sobre la colcha de la cama de mi madre,
pero en aquel mismo momento aulló el perro en el patio.
Mi madre vio en ello
una señal nefasta.
Mi vida no ha sido verdaderamente tranquila
como la suya.
Pero si en los días presentes
la miro con nostalgia
como si se tratara de marcos vacíos
en un muro polvoriento,
fue maravillosa.
No puedo olvidar
muchos momentos
que fueron como flores luminosas
de todos los colores y matices
y los atardeceres llenos de perfume
que parecían racimos de uva negra
ocultos entre las hojas de la oscuridad.
Apasionadamente he leído poemas
y he amado la música
y me he perdido, siempre en el asombro,
de belleza en belleza.
Mas apenas vi por primera vez
la imagen de una mujer desnuda,
empecé a creer en los milagros.
La vida pasó deprisa.
Fue demasiado corta
para mis deseos
que no tenían fin.
Antes de que pudiera darme cuenta
se acercó el final de la vida.
La muerte abrirá pronto mi puerta de una patada
y entrará.
Del susto y el horror contendré entonces
el aliento
y se me olvidará respirar.
¡Ojalá no me niegue
poder aún besar las manos
de aquella que pacientemente acompañó mis pasos
y andudvo, anduvo, anduvo,
y amó más que nadie!
(fuente: blog "la mirada del lobo", trad. Clara Janés)
domingo, 9 de febrero de 2014
LA VUELTA
No viajes a Comala, Ulises,
allá sólo encontrarás cruces,
tumbas, polvo, olvido.
Es inútil que llegues coronado,
ni el perro del pueblo te recuerda,
no escucharás ni a las bestias
de corrales cerrados ni derrumbados.
No vuelvas sobre tus pasos
que perderás el norte,
los pocos acantilados que conservas.
Cancela planes sueños y travesías
cuando los dioses, los astros
y las vísceras te predicen el fracaso.
Yo sé lo que te digo, muchacho,
atiende la voz de quienes te aman:
aquello que perdiste no retorna.
Pero si vas y vuelves, entiende
que fuiste advertido, necio.
allá sólo encontrarás cruces,
tumbas, polvo, olvido.
Es inútil que llegues coronado,
ni el perro del pueblo te recuerda,
no escucharás ni a las bestias
de corrales cerrados ni derrumbados.
No vuelvas sobre tus pasos
que perderás el norte,
los pocos acantilados que conservas.
Cancela planes sueños y travesías
cuando los dioses, los astros
y las vísceras te predicen el fracaso.
Yo sé lo que te digo, muchacho,
atiende la voz de quienes te aman:
aquello que perdiste no retorna.
Pero si vas y vuelves, entiende
que fuiste advertido, necio.
sábado, 8 de febrero de 2014
Ana Merino (1971 )
Carta de un náufrago
Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.
Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.
El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.
Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.
(fuente: "rua das pretas")
Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.
Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.
El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.
Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.
(fuente: "rua das pretas")
jueves, 6 de febrero de 2014
Avelina Lésper y el arte parasitario
No fueron pocos los que se identificaron, hace un par de años, con aquella mujer de la limpieza de un museo alemán tan celosa de su trabajo que se empleó a fondo para eliminar unas terribles manchas que había en una de las obras expuestas. Ni se le ocurrió sospechar que formaban parte vital de la pieza Wenn es anfängt durch die Decke zu tropen (Cuando empieza a gotear el techo) del artista Martin Kippenberger, valorada en 800.000 euros. El Museo Ostwald de Dortmund (cuyas primeras entradas en Google son sobre el suceso, superando a su web oficial), llegó a afirmar que "estamos intentando aclarar cuanto antes qué tipo de capacitación tiene el personal de la limpieza".
La crítica de arte mexicana Avelina Lésper diría que esa pobre trabajadora, además de un gran sentido de la pulcritud, tenía también un gran sentido común. Lésper, colaboradora de diferentes medios de comunicación latinoamericanos y directora del programa de televisión El Milenio visto por el Arte, es una de las voces que más suenan contrarias al arte contemporáneo, cuestionando desde los ready-made (el uso de objetos comunes como el urinario de Duchamp) a las performances efímeras.
-¿Cómo definiría el arte contemporáneo en una palabra?
-Fraude
-Explíquese…
-Carece de valores estéticos y se sustenta en irrealidades. Por un lado, pretende a través de la palabra cambiar la realidad de un objeto, lo que es imposible, otorgándoles características que son invisibles y valores que no son comprobables. Además, se supone que tenemos que aceptarlos y asimilarlos como arte. Es como un dogma religioso.
-¿Y por otro lado?
-También es un fraude porque está sostenido nada más que en el mercado, que es fluctuante y artificial en la mayoría de los casos. Se otorgan a las obras valores artificiales para que pienses: “si cuesta 90.000 euros es porque debe ser arte”. Estos precios son una burbuja, como existió la burbuja inmobiliaria.
-¿Y pinchará?
-Se tiene que pinchar. Una torre de papel sanitario de Martin Creed cuesta 90.000 euros. El objeto no es lo importante, sino lo que tú puedes demostrar económicamente a través de su compra.
-¿Y no pueden comprar Murillo o Picasso?
-No puedes especular con pintura antigua porque hay muy poca. En cambio, este tipo de obras se realizan en minutos, algunas se hacen en fábricas.
-¿No se podría especular con obra actual con valores estéticos?
-El arte toma tiempo. No hay manera de que Antonio López termine un cuadro… Por una parte, debes esperar a que el pintor o escultor haga sus obras. Por otra, el arte necesita talento, que el artista tenga algo que mostrar a través de su obra. Con el arte contemporáneo los artistas no necesitan tener nada.
-¿Puede poner algún ejemplo?
-Cuando Duchamp hizo su ready-made evitó a todos los artistas el proceso intelectual. Cualquier objeto es arte, el que sea. Bajo este punto de vista, imagínate la cantidad de obras de arte que tú tienes. Todo tu entorno es factible de convertirse en arte. No tienes que esperar que ese artista se forme, demuestre su talento y que acabe aportando algo, lo que es terriblemente difícil. Otro ejemplo es Santiago Sierra con sus ready-made. Te dice: “Esto es un contenedor de mierda de la India”. ¡Qué impresionante!
-Como mínimo piensan la definición…
-El crítico Arthur Danton dijo: “dejen que los filósofos pensemos en la obra, ustedes traigan sus objetos”. Si pones como tema el contenedor de mierda, ya llegará el curador que elabore el discurso y te hable de la miseria, de las últimas castas que recogen la mierda… hay toda una justificación social y moral. Si manifiestas que eso carece de valores estéticos, automáticamente te dicen que estás en contra del mensaje social. Es un arte chantajista, también. Utiliza este tipo de discursos para que lo aceptes como arte. Si no lo aceptas, o estás en contra de él o eres un ignorante.
-La denuncia social se ha ido haciendo a lo largo de la historia del arte…
-Se ha dado, pero no como valor de la obra. Los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya valen por la realización artística, porque su pintura fue trascendental y profundamente moderna en su momento. Y sigue siendo moderna ahora. Por eso vale una pintura de Goya, no por el discurso.
-¿Se está confundiendo el arte con el mensaje?
-Ahora el arte solo es mensaje. No hay arte, solo hay panfletos. Estas obras no pueden existir sin los museos. Las obras, paradójicamente, se ven mejor en el catálogo que en vivo. Y ya no digamos con los artistas performance, que solo tienen el registro fotográfico de lo que hacen porque dicen que es efímero, aunque lo repitan 700 veces. Son obras que solo existen en los catálogos y a través de los discursos y la teoría que le ponen los comisarios y especialistas en estética. Son objetos de lujo, una nueva forma de consumo.
-A la mayoría de gente de a pie no le gusta el arte contemporáneo porque le resulta difícil de entender…
-Es que no hay nada que entender. Es un arte que te exige asimilarlo y no discutirlo, por eso también es dogmático. Te exige fe, que creas en él, no que lo comprendas, como las religiones. Quiere someter nuestro intelecto. Todo el tiempo quien se equivoca es el espectador, el artista y la obra es infalible. Si tú dices que carece de valores estéticos, de inteligencia, que no te propone ni aporta nada, entonces te dicen que eres un ignorante.
-¿Quién decide qué es arte?
-Es una decisión arbitraria que se toma entre las instituciones, los museos, las universidades… Es un arte de la academia. Eso de que es independiente y libre es mentira.
-¿Está subvencionado?
-Totalmente, no puede vivir sin las subvenciones del Estado. Es un arte parasitario. La mayoría de los artistas contemporáneos viven del Estado.
-¿El público no pinta nada?
-No. Por eso es demagogia pura que digan que este arte tiene intenciones sociales y que manifiesta intenciones morales. Rechaza a la gente, que para ellos es ignorante. Este arte no vive de la gente, vive de las instituciones y la especulación.
-¿Podríamos decir que refleja la sociedad actual?
-Es muy diferente reflejar que denunciar. Ellos parasitan la sociedad en la que viven, la refleja mejor Madoff. Ambos son parte de una misma mentira social que ha creado el capitalismo a través de la especulación económica. El arte contemporáneo es parte del fracaso capitalista.
-¿Estamos huérfanos de arte?
-Sí, porque no hay espacio para los artistas que sí están creando. ¿Qué muestra el Macba aunque esté vacío? En España hay muchos centros de arte contemporáneo que nacieron a la par que la burbuja inmobiliaria, para que te des una idea de cómo está el asunto. ¿Qué te puede aportar Jeff Koons que imita objetos de feria o cualquier ready-made? Ellos han hecho del material la obra. Ahora para decir guerra ya no tienes que pintar los fusilamientos, ahora escribes la palabra guerra en un letrero. Eso es no tener pensamiento abstracto. Jamás el arte se había despojado tanto de las metáforas… El problema es que se está acabando con una capacidad cognitiva.
-¿Nos quieren tontos?
-Exactamente. ¿Y sabes por qué? Eso tiene detrás de sí lo más pedestre que te puedas imaginar, el dinero. Por eso es también un fracaso del capitalismo. Todo lo que se ha hecho por dinero en estas dos últimas décadas ha hecho un daño enorme a la Humanidad. Por dinero se destruyó la economía de Europa, la de Estados Unidos, tenemos el narcotráfico en América Latina… y por dinero están destruyendo el arte.
-¿Alguna buena noticia vinculada al arte?
-(Ríe). Pues que nos hemos dado cuenta, no estamos ciegos ante esto. Los que pintan ahora con maestría y técnica son los contrarrevolucionarios. Y esta resistencia inteligente y creativa es la que va a alimentar el arte
-¿Estos artistas no son vendibles?
-Claro, pero las galerías necesitan que estén amparados por las instituciones. Cuando el Reina Sofía dejó de comprar a Arco, Arco se fue a la quiebra.
-El Reina Sofía dejó de comprar a Arco y empezó a exponer Picasso…
-...Y a Goya, para que la gente vaya…
-¿Esto sería el inicio del cambio?
-Exactamente. Llega un momento en que las instituciones van a tener que escuchar a la población y dejar de trabajar para los intereses privados.
-¿Qué piensa de artistas españoles contemporáneos como Tàpies o Barceló?
-Barceló tiene unos dibujos y unas acuarelas sensacionales. Tàpies está sobrevalorado. Surgió porque el arte español empezó a verse huérfano de creadores y fue la oportunidad de encumbrar a un tipo como Tàpies, con un lenguaje y una creación limitadísima.
-¿Ve mal el arte español?
-Lo del arte español es un fenómeno de análisis. Fue la cúspide del arte mundial, tuvo creadores que aportaron como nadie y ahora los artistas simplemente no existen. Y la crítica española está entregada y sumisa al sistema. ¿Cuándo España se dará cuenta que ha perdido su sitio en el arte?
-No es el único sitio que ha perdido…
-Pero es un factor muy delicado. El arte no nos sacará de la crisis, pero aporta humanidad.
(fuente: "revista ñ", autora: Silvia Colomé)
La crítica de arte mexicana Avelina Lésper diría que esa pobre trabajadora, además de un gran sentido de la pulcritud, tenía también un gran sentido común. Lésper, colaboradora de diferentes medios de comunicación latinoamericanos y directora del programa de televisión El Milenio visto por el Arte, es una de las voces que más suenan contrarias al arte contemporáneo, cuestionando desde los ready-made (el uso de objetos comunes como el urinario de Duchamp) a las performances efímeras.
-¿Cómo definiría el arte contemporáneo en una palabra?
-Fraude
-Explíquese…
-Carece de valores estéticos y se sustenta en irrealidades. Por un lado, pretende a través de la palabra cambiar la realidad de un objeto, lo que es imposible, otorgándoles características que son invisibles y valores que no son comprobables. Además, se supone que tenemos que aceptarlos y asimilarlos como arte. Es como un dogma religioso.
-¿Y por otro lado?
-También es un fraude porque está sostenido nada más que en el mercado, que es fluctuante y artificial en la mayoría de los casos. Se otorgan a las obras valores artificiales para que pienses: “si cuesta 90.000 euros es porque debe ser arte”. Estos precios son una burbuja, como existió la burbuja inmobiliaria.
-¿Y pinchará?
-Se tiene que pinchar. Una torre de papel sanitario de Martin Creed cuesta 90.000 euros. El objeto no es lo importante, sino lo que tú puedes demostrar económicamente a través de su compra.
-¿Y no pueden comprar Murillo o Picasso?
-No puedes especular con pintura antigua porque hay muy poca. En cambio, este tipo de obras se realizan en minutos, algunas se hacen en fábricas.
-¿No se podría especular con obra actual con valores estéticos?
-El arte toma tiempo. No hay manera de que Antonio López termine un cuadro… Por una parte, debes esperar a que el pintor o escultor haga sus obras. Por otra, el arte necesita talento, que el artista tenga algo que mostrar a través de su obra. Con el arte contemporáneo los artistas no necesitan tener nada.
-¿Puede poner algún ejemplo?
-Cuando Duchamp hizo su ready-made evitó a todos los artistas el proceso intelectual. Cualquier objeto es arte, el que sea. Bajo este punto de vista, imagínate la cantidad de obras de arte que tú tienes. Todo tu entorno es factible de convertirse en arte. No tienes que esperar que ese artista se forme, demuestre su talento y que acabe aportando algo, lo que es terriblemente difícil. Otro ejemplo es Santiago Sierra con sus ready-made. Te dice: “Esto es un contenedor de mierda de la India”. ¡Qué impresionante!
-Como mínimo piensan la definición…
-El crítico Arthur Danton dijo: “dejen que los filósofos pensemos en la obra, ustedes traigan sus objetos”. Si pones como tema el contenedor de mierda, ya llegará el curador que elabore el discurso y te hable de la miseria, de las últimas castas que recogen la mierda… hay toda una justificación social y moral. Si manifiestas que eso carece de valores estéticos, automáticamente te dicen que estás en contra del mensaje social. Es un arte chantajista, también. Utiliza este tipo de discursos para que lo aceptes como arte. Si no lo aceptas, o estás en contra de él o eres un ignorante.
-La denuncia social se ha ido haciendo a lo largo de la historia del arte…
-Se ha dado, pero no como valor de la obra. Los Fusilamientos del 3 de mayo de Goya valen por la realización artística, porque su pintura fue trascendental y profundamente moderna en su momento. Y sigue siendo moderna ahora. Por eso vale una pintura de Goya, no por el discurso.
-¿Se está confundiendo el arte con el mensaje?
-Ahora el arte solo es mensaje. No hay arte, solo hay panfletos. Estas obras no pueden existir sin los museos. Las obras, paradójicamente, se ven mejor en el catálogo que en vivo. Y ya no digamos con los artistas performance, que solo tienen el registro fotográfico de lo que hacen porque dicen que es efímero, aunque lo repitan 700 veces. Son obras que solo existen en los catálogos y a través de los discursos y la teoría que le ponen los comisarios y especialistas en estética. Son objetos de lujo, una nueva forma de consumo.
-A la mayoría de gente de a pie no le gusta el arte contemporáneo porque le resulta difícil de entender…
-Es que no hay nada que entender. Es un arte que te exige asimilarlo y no discutirlo, por eso también es dogmático. Te exige fe, que creas en él, no que lo comprendas, como las religiones. Quiere someter nuestro intelecto. Todo el tiempo quien se equivoca es el espectador, el artista y la obra es infalible. Si tú dices que carece de valores estéticos, de inteligencia, que no te propone ni aporta nada, entonces te dicen que eres un ignorante.
-¿Quién decide qué es arte?
-Es una decisión arbitraria que se toma entre las instituciones, los museos, las universidades… Es un arte de la academia. Eso de que es independiente y libre es mentira.
-¿Está subvencionado?
-Totalmente, no puede vivir sin las subvenciones del Estado. Es un arte parasitario. La mayoría de los artistas contemporáneos viven del Estado.
-¿El público no pinta nada?
-No. Por eso es demagogia pura que digan que este arte tiene intenciones sociales y que manifiesta intenciones morales. Rechaza a la gente, que para ellos es ignorante. Este arte no vive de la gente, vive de las instituciones y la especulación.
-¿Podríamos decir que refleja la sociedad actual?
-Es muy diferente reflejar que denunciar. Ellos parasitan la sociedad en la que viven, la refleja mejor Madoff. Ambos son parte de una misma mentira social que ha creado el capitalismo a través de la especulación económica. El arte contemporáneo es parte del fracaso capitalista.
-¿Estamos huérfanos de arte?
-Sí, porque no hay espacio para los artistas que sí están creando. ¿Qué muestra el Macba aunque esté vacío? En España hay muchos centros de arte contemporáneo que nacieron a la par que la burbuja inmobiliaria, para que te des una idea de cómo está el asunto. ¿Qué te puede aportar Jeff Koons que imita objetos de feria o cualquier ready-made? Ellos han hecho del material la obra. Ahora para decir guerra ya no tienes que pintar los fusilamientos, ahora escribes la palabra guerra en un letrero. Eso es no tener pensamiento abstracto. Jamás el arte se había despojado tanto de las metáforas… El problema es que se está acabando con una capacidad cognitiva.
-¿Nos quieren tontos?
-Exactamente. ¿Y sabes por qué? Eso tiene detrás de sí lo más pedestre que te puedas imaginar, el dinero. Por eso es también un fracaso del capitalismo. Todo lo que se ha hecho por dinero en estas dos últimas décadas ha hecho un daño enorme a la Humanidad. Por dinero se destruyó la economía de Europa, la de Estados Unidos, tenemos el narcotráfico en América Latina… y por dinero están destruyendo el arte.
-¿Alguna buena noticia vinculada al arte?
-(Ríe). Pues que nos hemos dado cuenta, no estamos ciegos ante esto. Los que pintan ahora con maestría y técnica son los contrarrevolucionarios. Y esta resistencia inteligente y creativa es la que va a alimentar el arte
-¿Estos artistas no son vendibles?
-Claro, pero las galerías necesitan que estén amparados por las instituciones. Cuando el Reina Sofía dejó de comprar a Arco, Arco se fue a la quiebra.
-El Reina Sofía dejó de comprar a Arco y empezó a exponer Picasso…
-...Y a Goya, para que la gente vaya…
-¿Esto sería el inicio del cambio?
-Exactamente. Llega un momento en que las instituciones van a tener que escuchar a la población y dejar de trabajar para los intereses privados.
-¿Qué piensa de artistas españoles contemporáneos como Tàpies o Barceló?
-Barceló tiene unos dibujos y unas acuarelas sensacionales. Tàpies está sobrevalorado. Surgió porque el arte español empezó a verse huérfano de creadores y fue la oportunidad de encumbrar a un tipo como Tàpies, con un lenguaje y una creación limitadísima.
-¿Ve mal el arte español?
-Lo del arte español es un fenómeno de análisis. Fue la cúspide del arte mundial, tuvo creadores que aportaron como nadie y ahora los artistas simplemente no existen. Y la crítica española está entregada y sumisa al sistema. ¿Cuándo España se dará cuenta que ha perdido su sitio en el arte?
-No es el único sitio que ha perdido…
-Pero es un factor muy delicado. El arte no nos sacará de la crisis, pero aporta humanidad.
(fuente: "revista ñ", autora: Silvia Colomé)
Cristina Ferreiro Real (1983 )
Todo sucede...
Todo sucede nun instante:
Alguén ocupa este instante arredor da Historia,
este instante apagado
que non comprendo. Esta illa
de latitude inmensa. Esta guerra
fragmentada se non volves.
Todo sucede nun instante:
Alguén ocupa este instante que non detecto.
Inútil este silencio arredor da nada, inútil
esta pregunta anegada de ausencia.
Todo sucede calquera domingo de maio.
Todo no desamparo. Todo na carencia.
(fuente: "la mirada del lobo")
Todo sucede nun instante:
Alguén ocupa este instante arredor da Historia,
este instante apagado
que non comprendo. Esta illa
de latitude inmensa. Esta guerra
fragmentada se non volves.
Todo sucede nun instante:
Alguén ocupa este instante que non detecto.
Inútil este silencio arredor da nada, inútil
esta pregunta anegada de ausencia.
Todo sucede calquera domingo de maio.
Todo no desamparo. Todo na carencia.
(fuente: "la mirada del lobo")
miércoles, 5 de febrero de 2014
Cecilia Romana (1975 )
Mudanza
Te dormiste boca arriba.
A las cuatro de la mañana
balbuceaste un nombre.
No me inquieta.
Tu parte oscura jamás me interesó.
Yo quería un hombre para vivir.
(fuente: "la mirada del lobo")
Te dormiste boca arriba.
A las cuatro de la mañana
balbuceaste un nombre.
No me inquieta.
Tu parte oscura jamás me interesó.
Yo quería un hombre para vivir.
(fuente: "la mirada del lobo")
martes, 4 de febrero de 2014
José Emilio o el mito de Sísifo
Afirmar que en la poesía de José Emilio Pacheco el tiempo es un referente ineludible no es ninguna originalidad. Los títulos de la mayor parte de sus libros hablan solos. Sin embargo, De algún tiempo a esta parte , No me preguntes cómo pasa el tiempo , Revés del almanaque , Desde entonces , Ciudad de la memoria , Siglo pasado , Tarde o temprano , no pueden ser leídos como letreros que anunciarían la obsesión personal de un autor a lo largo de una obra, sino que más bien piden ser descifrados como mojones en ese itinerario que no hace más que confirmar que poesía y tiempo siempre están hechos de la misma materia indiferenciada. Es en este sentido que la credibilidad del hecho poético nunca depende, como en las novelas, de un viaje por el tiempo que se inaugura con el “había una vez”, sino que la poesía encuentra su garantía en la capacidad de mantener viva la presencia del tiempo dentro suyo. Por eso, a diferencia de la narrativa, donde el pretérito es el tiempo privilegiado, podemos decir que la poesía aún cuando se escriba en pasado, se escribe siempre en presente. Es que cuando nos cuenta algo en realidad ya está al mismo tiempo dejando de contarlo. “Pensamiento de la presencia del presente”, define Alain Badiou a la poesía diferenciándola de la filosofía cuyo objeto consistiría en preguntarse cómo es posible el tiempo. Escribir poesía, entonces, podría definirse como el intento por nombrar esa presencia del presente. Y no sería desacertado decir que la vía de enunciación que da cuenta de esa presencia no es otra que la de la experiencia. Cuando el hablante en Primera condición , el primer libro de poemas de José Emilio Pacheco de 1958, anuncia: “Es medianoche a la mitad del siglo”, está poniendo en fecha un saber sobre el tiempo que empujará toda su poesía posterior. Es un saber nada teórico y cuya puesta en fecha implica un esfuerzo por atravesar el almanaque con el fin de mostrar su revés, esa cara oculta donde justamente se aloja la experiencia. Una experiencia singular pero también universal porque nos invita a todos a participar de la fecha que le da cuerda al reloj del poema. No necesitamos haber estado en esa medianoche de mitad del siglo a la que se refiere el poeta, para compartirla con él. Y después, las alusiones al siglo que persistirán en otros libros, nos reenviarán siempre a este primero, es decir, al presente. Porque pasar por el mundo pasando por el siglo requiere de un ritual poético de renovación que nos remite siempre a la fecha de hoy. Desde hoy entonces, se escribe la experiencia pachequiana y hacia hoy se dirige y nos dirige a lo largo y a lo ancho de un siglo o mejor de un ciclo que anuda, tarde o temprano, tiempo con experiencia para dar como resultado el hecho poético. Juguemos entonces un poco con el tiempo y detengámonos ahora en El siglo pasado, Un desenlace , último libro de poemas de Pacheco. En el primer poema de este libro titulado “A través de los siglos” el yo lírico se autodefine como un “atrasado”: “Todo pasó. Eres muy siglo veinte,/ me dice la muchacha del 2001.// Le contesto que no: soy el más atrasado./ En mi penoso ascenso por el correr de los años/ ya estoy deshecho y con la lengua de fuera/ y aún no he llegado al piso XIX.” El poeta no se presenta aquí como un visionario que todo lo sabe, o como el profeta que se adelanta a su tiempo y hace futurología. Muy por el contrario, estamos aquí frente a un desecho que, con la lengua fuera, vale decir, con la palabra exhibida y gastada, sin trucos lingüísticos de ningún orden, asciende hacia atrás en la historia, avanza por el revés del progreso y, desentendido de las novedades, se remonta por un tiempo que él llama “futuro pretérito”, hacia la precariedad propia de todo origen. Dice: “la moda pasa de moda/ y la desnudez sigue intacta/ como al principio del mundo”. Ahí, en ese gesto de despojamiento, en esa especie de voto de pobreza poética, la figura del hombre moderno sentado en medio de su siglo se transfigura. El eje omnipotente que aseguraba una centralidad en el tiempo se sale de la línea, se desalinea y, en oxímoron, nacimiento y muerte se saludan amparados por la misma desnudez. “Como desde el nacer le decimos adiós a todo/ una vez más y siempre me despido”, dice Pacheco en comunión con César Vallejo quien también nos obliga a leer mirando en ambas direcciones cuando dice: “Mi defunción se va parte mi cuna”. La doble lectura que nos piden estos poetas consiste en una mirada estrábica que desconozca la linealidad y, por ende, el progreso y el futuro sin pretérito. Pero cuidado, no los entendamos mal, no hay nihilismo alguno en estas propuestas. Pacheco, en su libro La arena errante , llama “Pasatiempo” (así se titula el poema) a ese pasaje nada lineal en el que debería sumergirse el tiempo para salir de su alienación. Y ese pasaje no es otra cosa que el sujeto mismo: “El tiempo hace lo que le dicta la eternidad:/ construye y destruye,/ se presenta sin avisar y se va cuando quiere./ No entiende que nada más estamos aquí:/ para que pase el tiempo/ por la oquedad, / por el vacío que somos.” Entonces, para el tiempo lineal somos un pasatiempo por el que sin embargo no logra pasar. Pero la poesía, cuando fecha el tiempo en el presente de la experiencia, es decir, del revés del calendario, lo hace pasar por ese vacío que somos como sujetos y así, agujereándolo, lo vuelve tiempo verdadero. Tal vez sea por eso que, para Badiou, la verdad es el material con el que trabaja la poesía y no así la filosofía, como se suele creer, porque la verdad es distinta del sentido, más bien, es “un agujero en el sentido” (lo que siempre falta, no lo que sobra, la poesía justamente señala la verdad al señalar la falta). En ese aspecto la poesía sería una actividad eminentemente ética porque es la única capaz de lidiar con el vacío, o con la “oquedad”, usando la palabra que elige nuestro poeta. Entonces, cuando el tiempo atraviesa por ese vacío que somos como sujetos de la experiencia, el verdadero pasatiempo, la poesía, aparece. “El desencanto poético es una reformulación verbal, la búsqueda, otra vez, de un lenguaje temporal”, dice Julio Ortega refiriéndose a la poesía de Pacheco. Es decir, que la poesía pone al tiempo en lengua (con la lengua fuera) y así lo saca de esa linealidad que lo aliena en un pasado olvidado, en un presente inexperto o en un futuro que es pura promesa. En ese sentido queda claro que no hay nihilismo alguno en la doble vía oximorónica en la que nos instalan Vallejo y Pacheco. En el poema “Papel de trapos viejos” del libro Ciudad de la memoria el yo lírico afirma: “Un trapo viejo el cuerpo./ Si algo de él sobrevive/ será en cajón de sastre como remiendo/ de otros vestuarios./ O lo enviarán al molino / en que de trapos viejos, cartones sucios/ se hace el papel en blanco.
En esta mutación que va del cuerpo como trapo viejo al papel en blanco se aloja, aunque parezca paradojal, una esperanza. Porque del cuerpo descompuesto es de donde sale el papel en blanco, cuya oquedad ya preanuncia un texto futuro, así como en Vallejo “un libro/ atrás un libro, arriba un libro/ retoñó del cadáver ex abrupto”.
La esperanza que se puede leer entrelíneas en los versos de estos dos poetas se aloja en el oxímoron muerte-vida o mejor –para no quedar encerrados en un nivel meramente retórico– digamos que la capacidad que tiene el trabajo poético de decir en oxímoron, coincide con su posibilidad de relacionarse con la verdad, con esa verdad que, según Badiou, sólo la poesía puede enunciar, y de ahí su carácter ético antes que estético. Porque justamente la verdad podría ser entendida como esa pulsión paradojal que descoloca cualquier dualismo. Así, por obra y gracia de la poesía, lo que supuestamente era un dato fijo e inamovible –en este caso el cuerpo como cadáver– se vuelve página blanca, y a su vez ésta, un eslabón más en la cadena de transformaciones, se deja manchar y deviene libro. Estamos aquí ante un proceso productivo de transformaciones en oxímoron cuya clave de funcionamiento está en manos de la poesía. En esa potencia poética –curiosamente Spinoza llama ética a la potencia de la que algo es capaz– en esa capacidad de no detenerse, entonces, es donde se aloja la esperanza. No una esperanza en la vida sin muerte, como pretenden los optimistas del progreso, ni tampoco en la muerte sin vida, como pretende esa ideología nefasta cuyas banderas parecen levantar los totalitarismos (“matadero sin fin que está muriendo bajo el peso de todas sus víctimas”, dice el hablante en “Los vigesímicos” refiriéndose a la cadena de crímenes que se fueron sucediendo a lo largo del siglo XX). El mismo hablante, en el libro Miro la tierra , escrito, según el mismo Pacheco lo confiesa, bajo la impresión que le causó el terremoto de 1985 en México, declara: “con piedras de las ruinas/ vamos a hacer/ otra ciudad, otro país, otra vida./ De otra manera seguirá el derrumbe”. Entonces, si se puede leer en el subtítulo del siglo pasado un desenlace, éste consistirá en sacar vida de las piedras. “Entender qué es el arte hoy es comprender cómo el dolor de un mundo perdido puede aventurarse en un continente desnudo y desconocido para crear ser nuevo” nos dice en este mismo sentido Toni Negri refiriéndose al siglo XX. Por eso, aunque el hablante pachequiano se despida confesando que fracasó, su gran triunfo es haber intentado lo imposible. El poema que cierra Siglo pasado se titula justamente “Despedida” y dice: “Fracasé. Fue mi culpa. Lo reconozco/ Pero en manera alguna pido perdón o indulgencia/ Eso me pasa por intentar lo imposible”. Y qué otra cosa hace la poesía que intentar lo imposible. El fracaso no le compete porque, como bien dice Jean-Claude Milner, la poesía se dedica a ignorar el punto de cese de la lengua empujándolo siempre más allá en un intento casi suicida de decir lo no decible. Y en este intento encontramos al poeta que se despide de un siglo ya pasado. No cabe que pida perdón porque justamente su oficio consiste en fracasar incesantemente. El epígrafe que precede a Tarde o temprano , la obra reunida de José Emilio Pacheco, pertenece a los cuatro cuartetos de T. S. Eliot y dice: “Sólo existe la lucha por recobrar lo perdido/ Y encontrado y perdido una y otra vez/ Y ahora en condiciones que parecen adversas/ pero quizás no hay ganancia ni pérdida/ para nosotros sólo existe el intento./ Lo demás no es asunto nuestro.” Entonces, queda claro que en poesía nunca hay ganancias ni pérdidas. Tal vez sea por eso que siempre, incesantemente, ésta le gana al tiempo. Forzándolo a instalarse en el presente de la experiencia lo desarma y, como pasatiempo, le quita su único sostén: la linealidad. El poema “Edades”, del libro La arena errante logra, tal vez mejor que ningún otro de José Emilio Pacheco, poner del revés el calendario haciendo fracasar al tiempo: “Llega un triste momento de la edad/ en que somos tan viejos como los padres./ Y entonces se descubre en un cajón olvidado/ la foto de la abuela a los catorce años.// ¿En dónde queda el tiempo, en dónde estamos?/ Esa niña/ que habita en el recuerdo como una anciana,/ muerta hace medio siglo,/ es en la foto nieta de su nieto,/ la vida no vivida, el futuro total,/ la juventud que siempre se renueva en los otros./ La historia no ha pasado por ese instante./ Aún no existen las guerras ni las catástrofes/ y la palabra muerte es impensable.// Nada se vive antes ni después./ No hay conjugación en la existencia/ más que el tiempo presente./ En él yo soy el viejo/ y mi abuela es la niña.” La existencia aquí se conjuga en presente y la poesía demuestra ser el único género literario capaz de declinar, sin declinar, el verbo de la subjetividad. La foto de la abuela pone en hora el reloj del sujeto que la mira desde la actualidad de su propia experiencia. No se trata, sin embargo, de un sujeto ficticio al modo de los personajes ni tampoco de un narrador en primera. Habría que decir que estamos aquí ante la historicidad misma que en cada corte de verso dice de una experiencia fechada, propia e intransferible. Sin embargo, si nosotros lectores nos miramos en el espejo de la abuela-niña, podremos también fechar nuestra propia experiencia en ese calendario universal. Porque, en palabras del poeta, nada se vive antes ni después, todo acontece en esa instantaneidad que empezó cuando, en su primer libro, el joven Pacheco nos entregó la primera foto de una medianoche a mitad del siglo. Después, actualizándose en sentido inverso de lo que acontece en el Facebook –donde la historia del sujeto se mide por la virtualidad de un rostro alienado en el tiempo de las abstracciones– nos va agregando tarde o temprano vueltas de una espiral de obra que siempre termina donde empezó: en el presente.
(fuente: "revista ñ" en línea, autora: Tamara Kamenszain)
En esta mutación que va del cuerpo como trapo viejo al papel en blanco se aloja, aunque parezca paradojal, una esperanza. Porque del cuerpo descompuesto es de donde sale el papel en blanco, cuya oquedad ya preanuncia un texto futuro, así como en Vallejo “un libro/ atrás un libro, arriba un libro/ retoñó del cadáver ex abrupto”.
La esperanza que se puede leer entrelíneas en los versos de estos dos poetas se aloja en el oxímoron muerte-vida o mejor –para no quedar encerrados en un nivel meramente retórico– digamos que la capacidad que tiene el trabajo poético de decir en oxímoron, coincide con su posibilidad de relacionarse con la verdad, con esa verdad que, según Badiou, sólo la poesía puede enunciar, y de ahí su carácter ético antes que estético. Porque justamente la verdad podría ser entendida como esa pulsión paradojal que descoloca cualquier dualismo. Así, por obra y gracia de la poesía, lo que supuestamente era un dato fijo e inamovible –en este caso el cuerpo como cadáver– se vuelve página blanca, y a su vez ésta, un eslabón más en la cadena de transformaciones, se deja manchar y deviene libro. Estamos aquí ante un proceso productivo de transformaciones en oxímoron cuya clave de funcionamiento está en manos de la poesía. En esa potencia poética –curiosamente Spinoza llama ética a la potencia de la que algo es capaz– en esa capacidad de no detenerse, entonces, es donde se aloja la esperanza. No una esperanza en la vida sin muerte, como pretenden los optimistas del progreso, ni tampoco en la muerte sin vida, como pretende esa ideología nefasta cuyas banderas parecen levantar los totalitarismos (“matadero sin fin que está muriendo bajo el peso de todas sus víctimas”, dice el hablante en “Los vigesímicos” refiriéndose a la cadena de crímenes que se fueron sucediendo a lo largo del siglo XX). El mismo hablante, en el libro Miro la tierra , escrito, según el mismo Pacheco lo confiesa, bajo la impresión que le causó el terremoto de 1985 en México, declara: “con piedras de las ruinas/ vamos a hacer/ otra ciudad, otro país, otra vida./ De otra manera seguirá el derrumbe”. Entonces, si se puede leer en el subtítulo del siglo pasado un desenlace, éste consistirá en sacar vida de las piedras. “Entender qué es el arte hoy es comprender cómo el dolor de un mundo perdido puede aventurarse en un continente desnudo y desconocido para crear ser nuevo” nos dice en este mismo sentido Toni Negri refiriéndose al siglo XX. Por eso, aunque el hablante pachequiano se despida confesando que fracasó, su gran triunfo es haber intentado lo imposible. El poema que cierra Siglo pasado se titula justamente “Despedida” y dice: “Fracasé. Fue mi culpa. Lo reconozco/ Pero en manera alguna pido perdón o indulgencia/ Eso me pasa por intentar lo imposible”. Y qué otra cosa hace la poesía que intentar lo imposible. El fracaso no le compete porque, como bien dice Jean-Claude Milner, la poesía se dedica a ignorar el punto de cese de la lengua empujándolo siempre más allá en un intento casi suicida de decir lo no decible. Y en este intento encontramos al poeta que se despide de un siglo ya pasado. No cabe que pida perdón porque justamente su oficio consiste en fracasar incesantemente. El epígrafe que precede a Tarde o temprano , la obra reunida de José Emilio Pacheco, pertenece a los cuatro cuartetos de T. S. Eliot y dice: “Sólo existe la lucha por recobrar lo perdido/ Y encontrado y perdido una y otra vez/ Y ahora en condiciones que parecen adversas/ pero quizás no hay ganancia ni pérdida/ para nosotros sólo existe el intento./ Lo demás no es asunto nuestro.” Entonces, queda claro que en poesía nunca hay ganancias ni pérdidas. Tal vez sea por eso que siempre, incesantemente, ésta le gana al tiempo. Forzándolo a instalarse en el presente de la experiencia lo desarma y, como pasatiempo, le quita su único sostén: la linealidad. El poema “Edades”, del libro La arena errante logra, tal vez mejor que ningún otro de José Emilio Pacheco, poner del revés el calendario haciendo fracasar al tiempo: “Llega un triste momento de la edad/ en que somos tan viejos como los padres./ Y entonces se descubre en un cajón olvidado/ la foto de la abuela a los catorce años.// ¿En dónde queda el tiempo, en dónde estamos?/ Esa niña/ que habita en el recuerdo como una anciana,/ muerta hace medio siglo,/ es en la foto nieta de su nieto,/ la vida no vivida, el futuro total,/ la juventud que siempre se renueva en los otros./ La historia no ha pasado por ese instante./ Aún no existen las guerras ni las catástrofes/ y la palabra muerte es impensable.// Nada se vive antes ni después./ No hay conjugación en la existencia/ más que el tiempo presente./ En él yo soy el viejo/ y mi abuela es la niña.” La existencia aquí se conjuga en presente y la poesía demuestra ser el único género literario capaz de declinar, sin declinar, el verbo de la subjetividad. La foto de la abuela pone en hora el reloj del sujeto que la mira desde la actualidad de su propia experiencia. No se trata, sin embargo, de un sujeto ficticio al modo de los personajes ni tampoco de un narrador en primera. Habría que decir que estamos aquí ante la historicidad misma que en cada corte de verso dice de una experiencia fechada, propia e intransferible. Sin embargo, si nosotros lectores nos miramos en el espejo de la abuela-niña, podremos también fechar nuestra propia experiencia en ese calendario universal. Porque, en palabras del poeta, nada se vive antes ni después, todo acontece en esa instantaneidad que empezó cuando, en su primer libro, el joven Pacheco nos entregó la primera foto de una medianoche a mitad del siglo. Después, actualizándose en sentido inverso de lo que acontece en el Facebook –donde la historia del sujeto se mide por la virtualidad de un rostro alienado en el tiempo de las abstracciones– nos va agregando tarde o temprano vueltas de una espiral de obra que siempre termina donde empezó: en el presente.
(fuente: "revista ñ" en línea, autora: Tamara Kamenszain)
lunes, 3 de febrero de 2014
Joan Margarit (1938 )
Celebración
Saliste una noche y me quedé con los niños.
Empezó a nevar y regresaste tarde.
Hoy que hace años que vivimos solos,
de madrugada me levanto y nieva,
igual que aquella noche.
Sin avisarte, me he vestido y salgo,
arranco el coche, pongo música,
suena a todo volumen Bach al piano
mientras el limpia-parabrisas barre
copos de nieve. Entro en la autopista.
Hay poco tráfico y voy cantando
a gritos esta música imposible de cantar.
Un viejo que conduce en la nevada
persiguiendo a su amor a través de la noche.
(fuente: "la mirada del lobo", sin crédito al traductor/a)
Saliste una noche y me quedé con los niños.
Empezó a nevar y regresaste tarde.
Hoy que hace años que vivimos solos,
de madrugada me levanto y nieva,
igual que aquella noche.
Sin avisarte, me he vestido y salgo,
arranco el coche, pongo música,
suena a todo volumen Bach al piano
mientras el limpia-parabrisas barre
copos de nieve. Entro en la autopista.
Hay poco tráfico y voy cantando
a gritos esta música imposible de cantar.
Un viejo que conduce en la nevada
persiguiendo a su amor a través de la noche.
(fuente: "la mirada del lobo", sin crédito al traductor/a)
domingo, 2 de febrero de 2014
Eugenio Montale (1896 / 1981 )
La casa de los aduaneros
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros
sobre la elevación inclinada sobre la escollera:
desolada te espera desde la noche
en que entró en ella el enjambre de tus pensamientos
y se detuvo inquieto.
La marejada azota hace años la vieja muralla
y el sonido de tu risa ya no es alegre:
la brújula gira loca a la ventura
y el cálculo de los dados no regresa.
Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna
tu memoria; un hilo se devana.
Tengo todavía la punta; pero se aleja
la casa y sobre el techo la ennegrecida
veleta gira sin piedad.
Tengo la punta; pero tú estás sola
casi ni respiras en la oscuridad.
Oh el horizonte en fuga donde se enciende
rara la luz del petrolero.
¿Es este el paso? (Pulula todavía el oleaje
sobre el acantilado que se desploma).
Tú no recuerdas la casa de esta
noche mía. Y yo no sé quién va y quién queda.
(fuente: "otra iglesia es imposible.blogspot" versión J. Aulicino)
Tú no recuerdas la casa de los aduaneros
sobre la elevación inclinada sobre la escollera:
desolada te espera desde la noche
en que entró en ella el enjambre de tus pensamientos
y se detuvo inquieto.
La marejada azota hace años la vieja muralla
y el sonido de tu risa ya no es alegre:
la brújula gira loca a la ventura
y el cálculo de los dados no regresa.
Tú no recuerdas; otro tiempo trastorna
tu memoria; un hilo se devana.
Tengo todavía la punta; pero se aleja
la casa y sobre el techo la ennegrecida
veleta gira sin piedad.
Tengo la punta; pero tú estás sola
casi ni respiras en la oscuridad.
Oh el horizonte en fuga donde se enciende
rara la luz del petrolero.
¿Es este el paso? (Pulula todavía el oleaje
sobre el acantilado que se desploma).
Tú no recuerdas la casa de esta
noche mía. Y yo no sé quién va y quién queda.
(fuente: "otra iglesia es imposible.blogspot" versión J. Aulicino)
sábado, 1 de febrero de 2014
Gloria Trinidad (1968 )
La casa
No tener nada en propiedad
no deber nada.
En tiempo de desolación
hacer mudanza.
No poseerla
para que nada me poseyese.
Poder empezar
en cualquier otro sitio
poder vivir
bajo los párpados
de un dios
menos severo que mi infancia.
Por eso vendí la casa.
(fuente: e-review 'arquitrave')